viernes. 26.04.2024
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La escritora Carmen Palanco: "Las letras me han salvado siempre"

La escritora rocianera comparte con los lectores de este diario su particular forma de vivir la pandemia
La escritora Carmen Palanco: "Las letras me han salvado siempre"

Sin lugar a dudas, entrevistar a Carmen Palanco es una auténtica gozada. A esta escritora, poetisa y rocianera la conocí no hace mucho tiempo con motivo de la presentación de un libro de poemas del que fuera alcalde de Huelva, Juan Ceada. Desde el primer momento pude comprobar los valores de esta mujer llamada a ser una grande dentro del mundo de las letras de Huelva, que de hecho ya lo es. En el 2014, es cuando Carmen decide publicar por vez primera, viendo la luz publica 'El camino de los sauces', sorprendiendo a propios y extraños y teniendo que editar varias ediciones.

En el 2017, de nuevo vuelve a triunfar con la presentación de una antología poética que titula 'El cénit invertido' dejando claro que es toda una realidad y reclamada para numerosos recitales poéticos.

Alegre, metódica, empática, luchadora, encantadora..., así veo a nuestra entrevistada de hoy, de la que queremos que los lectores de diariodehuelva.es conozcan sus impresiones en unos momentos en que la situación que vivimos es inesperada pero real.

-Carmen, ¿Cuál es tu opinión sobre la situación pandémica que se nos ha presentado?

-He tenido tiempo de pensar en la vida de forma diferente, lo que antes era una teoría que se mencionaba sin mucha relevancia, hoy, se ha convertido en una realidad a la que darle uso. Soy un poco más consciente de la fragilidad, pero también, esta situación que estamos pasando demuestra que a pesar de todo, el ser humano es aliado de la esperanza y tiende a superarse por difícil que se le plantee el camino. Sin duda es una situación que nos ha traído dolor e incertidumbre pero en la que hemos armado lazos y empatías de grandes valores. Hemos aplaudido por conciencia con una sola voz. Hemos sido algo más que seres indefensos gracias a la comunidad. No hubiese deseado ni medio minuto de esta pandemia, nada la justicia, pero ante lo inevitable algo esencial en nosotros, que estaba dormido, ha salido al paso de las sombras y con eso me quedo.

-¿Cuál ha sido tu día a día, especialmente las primeras semanas del confinamiento?

-He tenido que trabajar durante el confinamiento aunque ha sido en circunstancias muy reguladas y con días alternos. He aprendido lecciones importantes de mis compañeras y compañeros con los que he compartido las jornadas; en la adversidad se conoce el valor de las personas y he sido una afortunada en eso. No he sido consciente del todo del encierro pero sí de las tensiones de estar expuesta. Mi día a día se debatía entre el deber y la incertidumbre, con el paso del tiempo descubrí que nos acostumbramos a todo y que la secuencia debía de llevarla con más esperanza y con menos miedo. En esta época del año vivo con mi familia en mi pueblo, mis padres son mayores; siendo consciente del riesgo a causa de mi trabajo, me trasladé a otra vivienda para vivir sola, ha sido duro pero constructivo, el tiempo libre ha dado lugar a pensamientos y reflexiones que han madurado en escritos que nunca creí narrar. Es importante contar la historia y dejar un testigo que hable al futuro.

¿Cómo crees que la vida cambiará a partir de esta pandemia y sobre todo en el aspecto cultural?

-Viviremos lo inmediato después de la pandemia ya que estamos viviendo el presente de la misma. Sin duda algo ha cambiado de golpe pero realmente nada nos ha cambiado el fondo, así lo creo. La secuencia de nuestras formas ha sufrido un paro, es un lago estanco limitado sólo por necesidad. Nuestra sociedad abierta se debate entre lo que acostumbramos a ser y lo que debemos ser en un momento como este. Nuestro carácter necesita del contacto, somos hijos de la muchedumbre, del abrazo y del beso. Vivimos en el pico de la luz y la luz nos ha conectado siempre, ahora tenemos que asumir pautas que no se corresponden con nuestra manera de ejercer la vida; no por ello creo que cambiemos, creo que viviremos adaptados el tiempo que se precise. Estaremos contenidos en cierta medida pero no detendrá nuestra naturaleza. Futuras generaciones escucharán lo sucedido, sabrán de los valores que tuvimos que anestesiar por el bien común, pero una vez salgamos de esto, volveremos a ser como somos. Contaremos que el virus no nos pudo cambiar la esencia, estoy segura. Seguiremos siendo una sociedad que sabe abrazar al ajeno sin prejuicios, que vive al sol y no bajo techo. Lo estamos viendo, a pesar de todo, la gente vuelve, en la medida de lo posible, a reunirse, a pisar la calle hacia el encuentro. Nada cambiará el curso interno aunque la normalidad por el momento deba de ser otra. En otros sentidos quizás adquiramos nuevas fórmulas pero en cuestiones sociales, que es lo verdaderamente importante, presiento que sólo será cuestión de espera. Más o menos pasará lo mismo en términos culturales, que en presente, vive una cuesta arriba donde adaptarse a las normas de prevención dificulta su fluidez, pero confío que se vuelva al completo a los atriles y al resto de las tablas de todas las artes. Es posible que aprendamos cosas en las que sin esta circunstancia no hubiésemos caído, pero creo que la esencia quedará revalorizada, mientras tanto es necesario que no pare aunque se ejerza con otra metodología.

-¿Cuáles son tus proyectos de cara al futuro?

-Acabar una novela que corrijo desde hace años pero que necesita de más estudio por mi parte. Meterme de lleno en un nuevo poemario que tengo ideado. Estudiar en una constante...seguir con el ritmo habitual como si nada. Hemos tenido que parar y adaptarnos ahí fuera, pero las letras son algo inmaterial que tienen un pulso interno y un paralelo elevado. Las letras me han salvado siempre, me han dado raíz y hogar y así será a pesar de la intemperie. Lo más importante es aprender para crear, ejercer la vocación, dar pulsos a los proyectos y luego ya se verá como los adaptamos al medio.

-¿Volveremos al estado de alarma por no estar actuando con prudencia?

-Es muy posible, aunque confío que no tenga la gravedad de lo que hemos pasado. Queda gente responsable en este mundo, espero que las que no lo son, retrocedan con cierto margen si hubiese un repunte considerable. Pasa a menudo: están los inconscientes y los que luchan por generar conciencia, es una constante, este caso no iba a ser menos. Está claro que no debemos relajarnos y la mejor manera de hacer llegar el mensaje debe partir de nosotros mismos, sólo podemos predicar con el ejemplo a pesar de la disyuntiva. Yo no pienso abandonar la mascarilla por el momento, haré caso omiso a la normativa. No pienso abandonar el sentido común. La vida tiene que continuar pero con precaución.

-¿Qué has echado de menos en estos más de tres meses de pandemia?

El contacto, definitivamente la falta de contacto me ha partido por la mitad. El abrazo de mi padre, el beso de mi madre. El contacto con toda mi familia; apegada hasta la médula al roce de mi sobrino, a la mano cogida de mi hermana mientras hablamos. La cercanía de mis amigos, las caricias de los niños de mi vida. Ahora vuelvo a coger un poco de pulso con todos ellos, aunque con cierta distancia, pero ha sido devastador para mí prescindir de las muestras de cariño. Se habla mucho del valor que se le comienza a dar al abrazo después de estos meses, yo ya lo sabía, soy una persona que por naturaleza anda colgada del cuello de quien se me acerca, así que imagina lo que ha supuesto. No, desde luego que yo no necesitaba de esto para saberlo.

-Carmen, estamos llegando al final de esta entrevista con la que me lo he pasado fenomenal, ¿Quieres añadir algo más?

-Hay que amar, es lo único que puedo acabar diciendo. Amar, amarse y armarse con eso. Esta pandemia resuelve que hay que amar y amar lo que hacemos sobre todas la cosas. El amor al ajeno por vocación ha salvado vidas y ha resuelto mucho mundo, los profesionales sanitarios son un gran ejemplo de eso, así como todos los que han contribuido en la lucha para que otros sobrevivieran a la crueldad. En estos meses se han reducido grandes conflictos, a prevalecido el cuido de la vida. Realmente no es tan complicado pero sigue siendo nuestra asignatura pendiente. Estamos viendo que respirar en paz es posible aunque tras esto nos vuelvan a convencer de lo contrario. No quisiera olvidar lo positivo, eso que hace que sigamos mereciendo la pena.

Cuídense, sean prudentes y quieranse más.

Nos vemos en los atriles.

Carmen, amiga, que te deseo lo mejor en tus nuevos proyectos y decirte que eres un auténtico lujo para la cultura de nuestra provincia