viernes. 26.04.2024
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Las ‘candelas’ del castaño tiñen de amarillo la Sierra de Huelva

El período de floración abarca los meses de junio y julio, aunque hay partes del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche en que se produce más tardíamente.
Las ‘candelas’ del castaño tiñen de amarillo la Sierra de Huelva

Los meses de mayo y junio aportan dos acontecimientos estéticos a la Sierra relacionados con la naturaleza y el ciclo agrícola y forestal. Hace algunas semanas asistíamos a la tradicional ‘nevada’ que cubre los campos serranos relacionados con los chopos.  Se trata de los vilanos, o especie de motas parecidas al algodón que producen estos espigados árboles al ‘despelechar’.

Ahora, el mes de junio nos trae otro espectáculo cromático vinculado a otra especie simbólica en la comarca. El castaño despliega sus flores, tiñendo de un color amarillo algunos de los parajes más significativos de la zona, especialmente en su parte central, en lugares como Galaroza, Fuenteheridos o La Nava.

Según algunos serranos aficionados a este fenómeno natural, como Jesús Verdejo, el período de floración abarca los meses de junio y julio, aunque hay partes del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche en que se produce más tardíamente.

Las flores o amentos de estos imponentes árboles se denominan con la expresión latina ‘candela’, y ofrecen estos días un espectacular aspecto. Recuerda Verdejo que “el castaño es una especie monoica, lo que significa que las flores masculinas y femeninas aparecen en el mismo árbol, y es en esta época del año donde se decide en buena parte el resultado de la próxima cosecha de castañas y de miel, en la ansiada ‘otoñá’”.

La ‘candela’ es hermafrodita. El amento es la flor masculina, esa espiga amarilla, erecta y con agrupación discontinua de flores. La flor femenina se sitúa en su base, protegida por lo que con el tiempo será el erizo que envuelva a la castaña.

Según algunos expertos, las flores masculinas maduran una o dos semanas antes que las femeninas, con diferencias entre la parte más visible alargada y cargada de pólenes que es la flor masculina, estando en la base la flor femenina que será la que conforme el fruto final. Las flores femeninas están revestidas por una cúpula exterior verde, que con el transcurrir el tiempo se transformará en una capa cubierta exteriormente de espinas, como un erizo; cuando se abren los erizos, el árbol ofrecerá su espléndido fruto, las castañas serranas apreciadas en medio mundo.

La fecundación se produce gracias a los insectos, particularmente las abejas, y también por el efecto del viento. Las flores son de especial interés para la apicultura, ya que proporcionan a las abejas una gran cantidad de néctar y polen.

En definitiva, en estos días, el castañar serrano nos ofrece otra vertiente positiva. A sus exquisitos frutos y su excelente madera, los castaños añaden a la Sierra disfrute turístico y deportivo, explotación sostenible, terreno para la cría de ganado y búsqueda de setas, además de esta gama cromática que en junio se vuelve amarilla por efecto de las ‘candelas’.