viernes. 29.03.2024
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Bernardo Romero: "De esta crisis saldremos jodidos, pero saldremos"

Según explica Bernardo Romero, "la condición humana cambia más lentamente y lamentablemente la vida no cambiará demasiado, aunque debería". Romero habla sobre la crisis, cómo la vive y qué proyectos tiene entre manos.
Bernardo Romero: "De esta crisis saldremos jodidos, pero saldremos"

Conocí al gran Bernardo Romero hace taco de años, incluso llegamos a compartir contraportada en el periódico Huelva Información. Él escribía 2 días en semana y yo 3. Estábamos muy "compinchados" y nos pegábamos tiritos desde nuestra tribuna, para hacer pensar que estábamos rivalizando, cuando la verdad era que nos llevábamos pero que muy bien.

Recreativista de los que protestaban por todo, cronista taurino en El Mundo Huelva Noticias, donde volvimos a coincidir. Mientras Bernardo hacia la crónica de la corrida, yo escribía de la parte social. Vamos que tenemos muchas cosas en común y de lo cual me alegro.

Bernardo Romero es de lo más polifacético que uno se puede encontrar en Huelva. Profesor de Historia y periodista, dibujante, gastrónomo, empresario del sector del ocio y algunas actividades más, todas ellas confesables. Bernardo Romero ha publicado un par de novelas y un libro de cuentos con editorial Niebla, además de una veintena de libros de lo más variopinto editados con anterioridad, los cuales van desde las biografías oficiales de actrices como Loles León o Kiti Mánver, hasta guías para el viajero y naturalistas, recetarios culinarios, catálogos de exposiciones que ha comisariado o libros de historietas. Sus libros de cocina de Huelva, son todo un espectáculo.

Nuestro invitado de hoy nos dice que: "Hay más por editar, pero sobre todo hay tiempo, que tampoco es menester apresurarse por nada ni tener prisa alguna, ni siquiera para morirse"

Ha obtenido el primer premio del certamen literario Villa de Colindres, ha sido finalista en Zafra en un concurso al que se presentaron 1.200 microrrelatos, y ha obtenido también el premio al mejor relato monegrino en el certamen Tierra de Monegros. Ha sido finalista del certamen vallisoletano de las Hospitalarias y un relato suyo ha sido seleccionado para un libro de relatos gastronómicos impulsado por la sociedad 'En un lugar de la Panza de la Ribera del Duero'. Es miembro de la Academia Andaluza de la Gastronomía  y el Vino, ha ejercido la crítica teatral y taurina, inspector al servicio de guías gastronómicas y mil cosas más.

Nos dice igualmente que: "también he escrito para otros, pero eso ya se acabó… O no, según cómo lo paguen, la verdad sea dicha".

De Bernando hemos querido conocer su opinión sobre esta pandemia que nos tiene a maltraer y empieza comentando lo siguiente:

Esta pandemia es un aviso. Un mundo con casi ocho mil millones de habitantes, con una producción estresada en todos los sectores económicos, y un ir y venir constante de una población desesperadamente aburrida en el primer mundo y en el otro obviamente ansiosa por escapar de la miseria, está a merced de este coronavirus y de todos los que tengan que llegar. Es evidente que hay mejores condiciones higiénicas que hace dos mil años o quinientos años, pero las pestes, como estamos viendo y padeciendo, no paran de llegar. Recuerda que el siglo pasado principió con la gripe del 18, en la que se estima, solo se estima, que fallecieron entre cincuenta y cien millones de personas en el mundo. En el caso español las cifras que se manejan van desde el medio millón de muertos al millón. Y este siglo empezó con la gripe A, luego con el SARS-2 y ahora con este coronavirus tan rápido y letal. Somos, seguimos siendo, carne de cañón. En todo caso hay un motivo para la esperanza, el crecimiento demográfico se ha detenido o se reduce en todos los continentes salvo África, aunque este curioso dato pudiera sorprender porque no es noticiable y no aparece en las primeras páginas de los periódicos ni abre un informativo de televisión.

¿Cuál ha sido tu día a día desde que comenzó el confinamiento?

Dos semanas antes ya procuraba no salir más de lo necesario. Iba a trabajar y sanseacabó. Estudié la propagación de pandemias cuando era estudiante universitario y las noticias que nos llegaban de China o de Italia al principio, eran una clara evidencia de que esto no era una broma. De modo que aislado como estado natural, pero también como precaución. El ser mayor te hace víctima propiciatoria, pero tienes la ventaja de que ya sales menos, en tu casa tienes tu castillo. De modo que excepto lo de ir a dar clases, he seguido más o menos igual. Por la mañana salgo a hacer las compras sólo si es absolutamente necesario, porque prefiero ir a las cuatro o las cinco de la tarde, cuando hay menos personal realizando las compras. Y me dedico a escribir pero sobre todo a leer, que es mucho mejor que otros escriban y tú sólo tengas que leer. Atiendo a mis alumnos, con un horario que se ha multiplicado hasta el infinito y tres pueblos más allá, y cuido de las plantas. Las labores del hogar también ocupan mi tiempo, pero sobre todo las clases. Hasta de madrugada suena el pitito del móvil porque te están mandando tareas los chavales. Es genial. Estamos trabajando más, pero estoy convencido que ellos también, aunque se pasen el día cortapegando desde cualquier página felizmente hallada en los internetes nuestros de cada día. Es curioso que el cierre de los centros educativos se haya podido solventar con material del propio profesorado, doblando el horario establecido los propios docentes por voluntad propia y poniéndose todo el personal al día en lo relativo a nuevas tecnologías. Igual nos lo pagan con otra bajada de sueldo o supresión de pagas extras, como cuando Zapatero se dio cuenta de que sustrayendo a los funcionarios públicos tenía más dinero para hacer política, como él mismo le respondió a Solbes cuando este le comunicó que estaba la cosa bastante jodida. Lo cuenta el propio Solbes en sus memorias. Ahora tenemos otro igual o peor que Zapatero, de modo que la que se nos viene encima puede ser bastante gorda, aunque pienso que se saldrá pronto. No es como la del 2008, es distinta por muchas razones, y con fondos, se sale. La señora Lagarde y la señora Van der Leyen, ya andan con la calculadora y van a soltar la pasta. Saldremos. Jodidos, pero saldremos.

¿Va a cambiar la vida después?

En absoluto. La vida seguirá igual, si no, pregúntale a Julio Iglesias. Los cambios en cuanto a los modos de producción ya se estaban produciendo desde mucho antes, desde hace un par de décadas o tres, de hecho tanto esta crisis sanitaria como la anterior, la del 2008, son crisis coyunturales que nos tapan el bosque de una auténtica crisis estructural que es la producida por la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la nanotecnología, la robótica, o los avances tremendos en las ciencias médicas, que obviamente tienen su reflejo en la vida social y económica de este atosigado planeta. La condición humana cambia más lentamente y lamentablemente la vida no cambiará demasiado, aunque debería.

Amigo Bernardo, ¿Qué proyectos tienes de cara al futuro?

Vivir, que no es poco. Si el futuro me importaba un pimiento con veinte años, ahora con sesenta y cuatro imagínate. Pero si lo dices por la cosa de la producción literaria, tengo una novela ya preparada para la imprenta, pero que se va a demorar un poco por razones obvias. En el ordenador tengo otra acabada, para corregir –que es una lata- y otra prácticamente acabada. Pero hay tiempo, o eso espero. Por otro lado, estoy meditando cambiar de oficio, y en todo caso lo que más me preocupa ahora son los rosales, las aspidistras y los geranios, también un par de nidos que han hecho unas currucas entre los arbustos del jardín y seguir asomado al balcón, con los ojos como platos, viendo cómo la especie humana ha sido capaz en los últimos diez mil años de aprender a criar ovejas o sembrar un surco de cebada, a lanzar sondas al espacio que han logrado salir del mismísimo Sistema Solar. Cierto es que con mucho sufrimiento y de una manera absolutamente bárbara y cruel, pero el hombre no solo sobrevive, sino que ha sido capaz de progresar. En estas últimas décadas a velocidad de vértigo. Estamos en el ojo del huracán y nos cuesta ver lo que nos rodea, pero el dibujo que hoy ofrece la sociedad es muy distinto de la de hace tan sólo un cuarto de siglo. De modo que mi proyecto de futuro es continuar observando, mientras el cuerpo aguante, claro.

Bernardo, amigo Bernardo Romero, que es toda una gozada charlar un ratito contigo y que el libro que estaba previsto presentar el 1 de abril, y que no voy a desvelar de que trata, pero que es una auténtica maravilla, ya habrá tiempo para que vea la luz pública y desde luego será todo un acontecimiento, tal y como me contaste,  por la originalidad de la puesta de largo y como no, por el presentador que va a tener. Jajajaja.

Un abrazote fuerte