sábado. 20.04.2024
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Inquietud en los regantes del Andévalo por los vertidos de Matsa en el entorno de Olivargas

Los vertidos de Aguas Teñidas amenazan los proyectos de regadío del Andévalo Minero que se nutren de las aguas del embalse de Olivargas. Dos incidentes en siete meses provocan temor en las empresas agrícolas.
Inquietud en los regantes del Andévalo por los vertidos de Matsa en el entorno de Olivargas

Las comunidades de regantes del Andévalo Minero llevan un tiempo analizando con inquietud los vertidos que se han producido en Mina de Aguas Teñidas y Magdalena.

Dos en apenas siete meses que han puesto en peligro de contaminación por metales pesados y aguas ácidas de mina la Rivera de Olivargas. Un cauce que desemboca en el embalse de Olivargas y donde tienen asignada el agua para regar sus campos de cultivo incipientes.

De momento, Matsa ha logrado atajar a tiempo los dos vertidos registrados en la mina, uno en las navidades de 2018 a 2019 y el otro el pasado viernes dos de agosto antes de que las aguas contaminadas por lodos y pasta de mineral entraran en contacto con las aguas del pantano.

Actualmente están anunciadas obras de mejora en el embalse de regulación de Olivargas lo que permitirá aumentar esta zona regable del Andévalo Minero, especialmente en Calañas, La Zarza y El Cerro de Andévalo. Estos municipios tienen previsto regar con su plan de transformación más de 1.500 hectáreas de frutales de hueso, berries, olivar y otros cultivos. Con una concesión de 6,7 hectómetros cúbicos de agua al año.

En total, desde Olivargas y el Tamujoso se pretende abastecer a unas 45 fincas de cultivo. El proyecto cuenta con una Autorización Ambiental Unificada (AAU) ya concedida por la Junta de Andalucía.

Los vertidos generan inquietud en los dueños de las fincas y ponen en peligro los empleos agrícolas en la comarca. Empresas como Ginés Export o La Zarza Fruit están asentadas ya en la zona ahora amenazada por las aguas ácidas de mina. Se cultivan cítricos, aguacate, caqui y almendros.

La función de la presa de Sotiel-Olivargas, que dispone de una cuenca receptora de 168 km2 y un volumen medio de aportaciones interanuales de 42 hm3, es regular los caudales que recibe para su aprovechamiento en abastecimiento principalmente a poblaciones del Andévalo y la Sierra de Huelva. Esta infraestructura mejora ostensiblemente la disponibilidad de los recursos hídricos de la zona en las condiciones en las que plantea el proyecto una vez asumida la titularidad por la Junta de Andalucía. Y se ubica muy cerca de las explotaciones mineras de Aguas Teñidas, aguas debajo de Cueva de la Mora.

Estos proyectos se incluyen en una inversión global de 62,5 millones de euros en la provincia de Huelva durante el periodo 2017-2021 para mejoras y mantenimiento de infraestructuras agrupadas en el Sistema de Explotación de la Demarcación Hidrográfica Tinto- Odiel-Piedras y la cuenca encomendada del río Guadiana, el Chanza.

El primer vertido, el del 20 de enero de 2018, ha sido hasta ahora el más dañino para el medio ambiente. Según los datos facilitados por la empresa minera a la Junta de Andalucía, se derramaron 567 metros cúbicos de estériles altamente contaminantes por metales pesados procedentes del tratamiento del mineral de las instalaciones. El derrame descontrolado afectó a más de dos kilómetros de cauce de la zona cercana a las instalaciones.

La Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Huelva abrió por este motivo a Mina de Aguas Teñidas (Matsa) un expediente informativo para aclarar el derrame producido tras la rotura de una tubería el pasado 20 de diciembre en sus instalaciones de Almonaster la Real. Sin embargo, no se ha conocido la sanción impuesta, si es que se llegó a poner.