La afición pide a Salmerón que el Recreativo sea algo más que un equipo de Segunda B
Un club histórico atrapado en una categoría que no le corresponde. Una plantilla con más expectativas que potencial real. Un equipo en crisis de resultados y juego. Y una afición fiel pero enfadada. Son los ingredientes de un cóctel familiar, pues son las coordenadas en las que se ha movido el Recreativo de Huelva en las últimas temporadas. Y son las coordenadas en las que empieza a moverse el Decano en la presente campaña.
El reciente empate con el Jumilla ha elevado a cinco la serie de partidos sin una victoria del conjunto de José María Salmerón, mientras el Nuevo Colombino expresaba su descontento con los albiazules en forma de pitos. Y los argumentos del técnico en la posterior rueda de prensa, por muy válidos que sean, comienzan a sonar a excusas en los oídos de los aficionados recreativistas. Un panorama que no invita al optimismo.
Entre otras cosas, porque a estas alturas del campeonato, las virtudes y los defectos del Recre de Salmerón están claras. El entrenador ha construido un bloque muy disciplinado que siempre compite a partir de ser sólido en defensa, ordenado y riguroso en lo táctico, y generoso en el esfuerzo.
Pero del mismo modo, el Recre de Salmerón adolece de creatividad en el centro del campo, de profundidad por bandas y de crear peligro a pelota quieta. Falta un mediocentro organizador capaz de dar ese pase 'rompe defensas' y sobran centrocampistas de músculo. Y con la excepción de Andrade e Iago Díaz, nadie es capaz de llegar a línea de fondo y ponerla.
En definitiva, con la salvedad del acierto en la estrategia, el Recre de Salmerón es un equipo típico de la Segunda División B, de esos que difícilmente será goleado ni perderá tres partidos seguidos. No obstante, tampoco será sencillo que los albiazules goleen a algún rival ni ganen tres partidos seguidos. ¿Será suficiente para estar arriba? ¿Tendrá la grada paciencia? Preguntas que sólo el paso de las jornadas puede responder.
