lunes. 06.05.2024
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La masacre del Año de los tiros quedó impune por falta de pruebas

El Sumario del Año de los tiros fue sustraído del Tribunal Supremo. La causa judicial abierta apuntaba al gobernador civil de Huelva y al teniente coronel del Regimiento de Pavía. El caso se cerró a la fuerza sin que nadie pagara por aquellos hechos. 130 años después, María Dolores Ferrero, catedrática e investigadora, revive los entresijos de la matanza ocurrida en Riotinto un 4 de febrero de 1888.
La masacre del Año de los tiros quedó impune por falta de pruebas

El 4 de febrero de 1888 fueron acribilladas a balazos y atacadas a bayoneta calada por los militares del Regimiento de Pavía miles de personas que venidas de toda la Cuenca Minera de Huelva reclamaban en Riotinto un decálogo de mejoras laborales y la paralización de la quema de mineral al aire libre que la corporación inglesa Río Tinto Company Limited practicaba en las minas sin control ni freno y que segaba vidas y arruinada campos, bosques y cosechas. La protesta pacífica y festiva había sido convocada por líderes anarquistas encabezados por el obrero cubano Maximiliano Tornet y por la Liga Antihumos, ideada por los grandes caciques de la Huelva de entonces. En paralelo, una huelga paralizaba la comarca y las minas.

Justo en el 130 aniversario de aquellos hechos hablamos con María Dolores Ferrero Blanco, autora de Capitalismo minero en el suroeste andaluz (Diputación de Huelva y Universidad de Huelva 1994, 1999 y 2006), Catedrática de Escuela Universitaria de Historia Contemporánea de la UHU, profesora e investigadora que sacó a la luz los entresijos de la matanza y que iluminó los trabajos posteriores que han convertido El año de los tiros en una historia con ecos internacionales. El 4 de febrero de 1888 España perdió su dignidad. Hubo 13 muertos oficiales y aunque la cifra real nunca se ha conocido, la carga militar pudo causar dos centenares de víctimas, incluidos hombres, mujeres y niños. Nadie pagó por ello. El Sumario de los hechos fue sustraído. Sin pruebas, la arena del olvido fue arrojada sobre una historia que conmocionó a la sociedad del momento y sacudió los cimientos de España.

Pregunta: Dos mil folios de Sumario son muchos para que se pierdan ¿no?

Respuesta: No son folios sueltos. Es un conjunto único que sencillamente no aparece, no consta la entrada de ese sumario en las fechas ni de antes ni después. Debió sustraerse de allí (del Tribunal Supremo) antes de su registro.

 P: ¿A quién apuntaba o debía apuntar la investigación judicial como autores, instigadores, partícipes o responsables de la carga del Regimiento de Pavía contra una manifestación masiva y pacífica?

R: Posiblemente al gobernador, Agustín Bravo y Joven, como testigo y sobre todo al teniente coronel del Regimiento de Pavía (Ulpiano Sánchez), que tuvo que dar la orden de fuego. La tropa no podía actuar por su cuenta sin la orden de un superior.

 P: ¿A quién hubiese sentado usted en el banquillo y condenado por los hechos. ¿Cree que con las pruebas existentes alguien hubiese sido declarado culpable o declarado inocente, o se hubiese archivado el caso después de 200 muertos y decenas de heridos?

R: No es posible afirmar nada de eso. Como en todo proceso judicial, se tendrían que haber encontrado pruebas de quién dio la orden de fuego y de que la actitud del gobernador fuera negligente. La representación de la Río Tinto Company Limited en España podía ser acusada de volcar toda la responsabilidad en la Cia madre de Londres y ésta, de no escuchar las reivindicaciones obreras ni las protestas de los propietarios agrícolas. Pero eso no constituía un delito tipificado.

P: ¿A quién benefició lo que aconteció la tarde del 4 de febrero de 1888 en las minas del Río Tinto?

R: Pienso que a nadie. Se produjeron muchos despidos de obreros después de la masacre, pero en aquel tiempo la Compañía podía despedir a quien le pareciera oportuno, no tenía que buscar una razón. Y, después, al cabo de unos años, cuando se suprimieron definitivamente las teleras, el nuevo método empleado para el beneficio del cobre -la cementación natural- fue más barato y rentable. Por añadidura, lo venía practicando la Tharsis Sulphur desde hacía años, pero las malas relaciones entre los directores motivaron que en Riotinto no se conociera.

P: ¿Tanta corrupción anidaba en España en aquellos años como para tapar un caso como este?

No creo que fuera mayor que en otras épocas. El clientelismo en España  (y en todos los países mediterráneos también) ha sido una constante y fue especialmente significativo en esa etapa de la Restauración: todo el mundo político-económico se debía favores y algunos políticos tenían intereses en las compañías mineras, ferroviarias y de toda clase según lo que fuera más valorado en cada época. Por otra parte, la RTC fue una compañía “mimada” por el Gobierno porque su compra de las minas de Riotinto había sacado al Estado de un enorme problema de deuda histórica y concedió un trato sumamente favorable a la Compañía. Aunque esta incumpliera las condiciones del contrato de compra-venta en cuanto a las cantidades, siempre se hizo la vista gorda. Fueron las autoridades locales las que más combatieron esos abusos y a las que se debió la supresión en el resto de lugares donde se beneficiaba del mismo modo.

P: Siempre me ha llamado la atención la marcha de los integrantes de la Liga Antihumos justo antes de que comenzara la carga militar. ¿Tiene explicación?

R: Los líderes de la Liga Antihumista habían desarrollado su actividad siempre en la negociación: marcha y permanencia en Madrid, comunicación con los políticos, impulso del debate en Cortes, etc. pero no existe ninguna referencia de que pensaran ejercer presiones que pudieran desembocar en la violencia. Cuando el gobernador advirtió repetidamente que debían disolverse, pudieron pensar que por seguir en la plaza increpando al sordo Ayuntamiento no iban a conseguir nada y podía empeorar la situación. No creo que hubiera ninguna razón oculta. Una vez que hubieron comprobado que no se aceptaba una comisión que pudiera negociar con la Corporación del ayuntamiento, pudieron pensar que no tenía sentido seguir allí.

A la Compañía inglesa le molestaba igualmente si la protesta era obrera o por causa de los perjuicios al manto vegetal o a la salud

P: ¿Hubo traición o información privilegiada?

No hay dato alguno al respecto ni tenía sentido. A la Compañía le molestaba o perjudicaba igualmente si la protesta era obrera o si era por causa de los perjuicios al manto vegetal o a la salud. No tenía sentido beneficiar a una parte de los responsables de la protesta, además de que existía una indisimulada rivalidad entre el caciquismo agrario y el minero en sus influencias y relaciones con la política.

P: Qué papel jugaron las autoridades provinciales, gobernador, presidente de la Diputación, alcaldes… en los acontecimientos.

R: Agustín Bravo y Joven tardó mucho en reaccionar y podía haber sido acusado de negligencia; la Diputación y autoridades locales fueron las que se preocuparon de procurar ayudas después de los hechos. Los alcaldes de muchos pueblos (el primero el de Calañas) habían conseguido suprimir las calcinaciones en las minas de sus términos y el que faltaba, el de Riotinto, estaba deliberando en el ayuntamiento con los concejales cuando no se permitió que fuera a parlamentar con ellos ninguna comisión (de huelga, de los manifestantes). El alcalde y todos los concejales de Riotinto, excepto dos, trabajaban en la mina y no se atrevían a enfrentarse.

 Todas las fuentes coinciden en elogiar la postura humana y ejemplar de la Guardia Civil

P: Y la Guardia Civil, ¿fue tan bueno su comportamiento como dejó escrito José Nogales en sus crónicas?

R: Este es el punto en el que hay una singular coincidencia en todas las fuentes consultadas, considerándose loable y humanitario su proceder. Tanto Nogales en La Coalición Republicana como El Cronista hablan de un comportamiento ejemplar y se les atribuye, incluso, una actitud de protección al pueblo y oposición a las tropas. También Romero Robledo trata a este Cuerpo como una excepción en medio de la insensibilidad y locura de las fuerzas del orden. Sin embargo todas estas alabanzas contrastan con el tono de los telegramas enviados en día y medio al gobernador de Huelva desde Minas de Riotinto, casi todos firmados por el Jefe de la Guardia Civil. En los telegramas se aprecia un Jefe cada vez más nervioso, que parece hablar ligeramente de usar las armas, aunque después consumada la tragedia, todas las fuentes coinciden en elogiar la postura humana y ejemplar de la Benemérita, que se interponía entre la gente y los soldados de Pavía para impedir que les dispararan.

 P: Y los ingleses. ¿Por qué tenían tanto poder. Con qué era comparable Riotinto en el mapa mundial?

R: Era lo que hoy denominaríamos una multinacional de primer orden, siendo junto a la Tharsis Sulphur, la primera de Europa. Las dos únicas que eran comparables a la Río Tinto Company y llegaron a ser más fuertes en la década de 1890, a escala mundial, fueron Anaconda, en Montana (EE UU) y Calumet & Hecla”, en Michigan (EE UU). A principios del siglo XX, ocupaba la tercera posición productiva, tras Anaconda y De Beers, en el ranking de las sociedades mineras de todo el mundo, en orden al capital invertido.

P: ¿Cómo es posible que un hombre, Maximiliano Tornet, un anarquista cubano organice una huelga de esta magnitud y acabe parando la mina más grande de Europa y levante a miles de personas contra los ingleses, pero también contra el Gobierno de España?

R: No se puede considerar que fuera “un hombre” solo. En todas las huelgas o manifestaciones hay líderes, pero si el colectivo no está convencido de lo que expone el líder, no le sigue. Las reivindicaciones de los obreros eran muchas. (Los que suscriben representan a 4.000 obreros y dicen que, en la seguridad de los perjuicios de los humos sulfurosos y creyendo que las corporaciones municipales tienen autoridad para suprimirlos, suplican a ese Ayuntamiento (Riotinto) tome acuerdo de prohibición, evitando así el tener que lamentar daños personales como ya ha habido. Unido a esto insertamos una lista de reivindicaciones laborales: supresión de la peseta facultativa, prohibición de los contratos –por meses- en los trabajos de las minas, relevo del jefe de departamento de los contratos, reducción de doce horas por nueve, supresión de multas y supresión del descuento de jornal los días de manta). Después, es de suponer que se coordinaran con el otro colectivo descontento de los Antihumistas, que igualmente tenía sus propios líderes. No es difícil suponer que se pusieran de acuerdo o que los Antihumistas se unieran a la manifestación obrera. Los detalles no constan en ninguna fuente que yo haya consultado.

P: Siempre me llamó la atención una alianza como la del movimiento anarquista con la Liga Antihumos, esos ideales tan distintos, tan enfrentados, tan contrapuestos…

R: Se unieron en el punto que tenían en común: supresión de las teleras, los denominados ‘días de manta’, no se veía y apenas se podía trabajar. Los obreros veían muy reducido su jornal y por eso se posicionaron contra las teleras. Se unieron dos intereses porque en su objetivo confluyeron.

P: José Nogales, Enrique Vizcaíno... Hubo periodistas que vivieron la carga en directo o escribieron luego de oídas y a través de testigos?

R: En las fuentes que yo he podido consultar, escribieron lo que les contaron testigos o residentes en Riotinto.

P: ¿Maximiliano Tornet escapó o lo dejaron escapar las autoridades?

R: No tengo datos sobre eso. Se supo que desapareció y se creyó mucho tiempo que podía haber muerto y haberse ocultado. Después se ha sabido que pudo huir a Argentina, donde todavía tiene descendientes.

P: ¿Qué fue el Año de los tiros, una huelga obrera o una protesta medioambiental. Qué sería hoy?

R: Pienso que fue al 50%. Pero yo no le llamaría a la parte agraria “protesta medioambiental” porque no era esa la cultura de la época. Eran los perjuicios a los propietarios agrícolas lo que movió a la Liga Antihumista. A los temas de salud apenas se les prestó atención.

P: ¿Hay paralelismos entre el Riotinto de 1888 y la Huelva de hoy, con sus fosfoyesos, su polo químico, sus cifras de enfermedades y sus causas, el debate sobre la manipulación y control de medios, el silencio, el papel de las autoridades políticas y sanitarias?

R: La actualidad no la he estudiado y no me atrevería a hacer afirmaciones. Las dos épocas tienen pocas similitudes en los temas de alarma social, consideraciones de delitos y actuaciones judiciales. Es muy difícil hacer comparaciones rigurosas.

P: ¿Hubo ruido de sables para acallar los debates. Qué papel jugó el Ejército en los hechos y luego en el proceso político y social?

R: Del Ejército solo se sabe que fue llamado por el gobernador y acudió la Compañía de Pavía ya mencionada. No hay dato alguno de que hubiera peligro de golpe de estado.

P: Dónde está  la importancia histórica del Año de los tiros como para que haya tan amplia y variada bibliografía sobre el tema.

R: Fue la primera huelga minero-agrícola de la historia contemporánea

P: ¿Qué le llevó a poner en pie la primera gran investigación sobre el Año de los tiros hace ya más de 20 o 25 años?

R: El conocimiento de los hechos del 4 de febrero y el deseo de saber más sobre ello.