Cuando el cambio de entrenador no fue la solución en el Recre
El destino de Alejandro Ceballos está sellado. El preparador hispalense será cesado esta tarde tras la nueva reunión del Consejo de Administración del Recreativo. También será anunciado su sustituto, Juan Manuel Pavón, técnico provisional a la espera del desembarco de un nuevo dueño y su equipo de confianza.
Aunque la decisión está tomada, cabe preguntarse si el relevo en el banquillo es la solución a los males deportivos. Nadie discute que el despido de Ceballos traerá consigo un efecto positivo inmediato: la paz social en torno a la figura del entrenador, pues aquellos que se han encargado de manchar la imagen del técnico sevillano cerrarán la boca una vez conseguido su objetivo.
Incluso entra dentro de lo posible que la llegada de Pavón, con ideas nuevas, métodos distintos y un aire renovador, beneficie el rendimiento del equipo a corto plazo, por aquello de que todos los futbolistas, hayan sido titulares o suplentes, ahora estarán obligados a dar el máximo, unos para mantener sitio en el once, otros para ganarse el puesto.
¿Y a largo plazo? Desde luego, nadie puede garantizar que con Pavón se ganen más partidos que con Ceballos, y a la inversa. Sin embargo, no está de más recordar que en la historia reciente del Recre, el cambio en el banquillo no ha resultado tan eficaz.
La lista de ejemplos comienza con Javi López y Raúl Agné. Ambos promediaron los mismos puntos por partido (1,35) en la temporada 2009/10. Aún fueron peor las cosas dos años después, cuando Juanma Rodríguez (0,73 puntos por partido) afeó el rendimiento de Álvaro Cervera (1,33 puntos por partido).
Tampoco demostró ser una solución tener tres entrenadores. Los números de José Luis Oltra (0,91 puntos por partido), Juanma Pavón (1,00 puntos por partido) y José Domínguez (1,09 puntos por partido) son muy parejos y ninguno pudo evitar el descenso a Segunda B.
Si logró la permanencia en esa categoría el curso pasado Alejandro Ceballos (1,20 puntos por partido), pero lo hizo sin apenas mejorar a José Domínguez (1,12 puntos por partido).
De hecho, sólo existe una excepción a la regla a la que aferrarse. La campaña 2010/11, cuando Carlos Ríos logró la mejor media de un entrenador albiazul desde que el equipo descendió de Primera División (1,53 puntos por partido), rescatando al Recreativo del pésimo inicio de Pablo Alfaro (0,50 puntos por partido). Aún así, no se consiguió el objetivo final.