martes. 07.05.2024
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Nuestra Cuenca Minera necesita que vuelva Maximiliano

Nuestra Cuenca Minera necesita que vuelva Maximiliano

Hace más de dos años hice un paralelismo entre Macondo y Nerva. Viajé con mis reflexiones hacia aquel pueblo ficticio, artificial y engañoso que pudo llegar a convertirse en realidad gracias a su creador. García Márquez quiso renombrar a su localidad natal con este nombre para intentar reactivar la economía, sumida en tal pobreza que su mayor riqueza estaba a cualquier precio. Macondo es el pueblo donde la familia Buendía vive su siglo de drama en Cien años de soledad. Y yo viajé para intentar comprender el negocio insaciable que sigue teniendo en vilo a mis vecinos y vecinas de la Cuenca Minera de Riotinto. Porque Macondo es ese lugar que una imagina cuando la realidad especulativa empieza a situarse en las trincheras de la desesperación. Claro que aunque la palabra “reapertura” se haya instalado en el día a día de los siete municipios que laten con el mismo corazón, algunas estamos perplejas ante la banalidad con la que se utiliza, porque para una tierra de realidades a cielo abierto, la banalidad puede llegar a nublar las mentes de sus vecinos ante las maravillas del mundo empresarial que les rodea y les ciega a las posibilidades de mejorar sus sombrías vidas. Pero eso ocurría en 2012, hoy, ahora la paciencia también se ha parado, y no porque no quiera trabajar sino porque las cifras han calentado los humos y los humos no dan para comer.

La Cuenca Minera está agotada de tanta paciencia vestida de “reapertura”. Y está agotada porque hay 2.459 personas (datos agosto) que están sin trabajo y que no les alimentan ni las promesas, ni las palmaditas en la espalda de los alcaldes por la calle repartiéndoles esperanza, ni el compadreo sindical de “yo meto tu curriculum”. En Nerva, mi tierra hay 900 jóvenes ilusionados y licenciados, sin trabajo, padres de familia, también sin trabajo, con niños en un comedor social creado por el cura más concienciado... y abuelos, sin nietos trabajando, que se levantan al alba para no ver morir esta tierra porque ya nada les consuela.
En mi pueblo maldita sea hay 900 personas que no tienen trabajo y que han perdido la ilusión por encontrarlo mientras que su alcalde se dedica a sembrar jornales de exclusión social y a darles cariño con el puto refranero español en las redes sociales.

Ya está bien de tanto vértigo, de tanto miedo, señores. Y no voy ondeando la bandera de la imprudencia, lo que no quiero y me hiere es que mi tierra se haga vaga en la delicadeza de aceptar a los “banqueros de la hambruna” como gestores de su riqueza. La Cuenca Minera no conoce el vértigo porque siempre ha renacido de las profundidades.

El legendario yacimiento onubense revive en estos días la legendaria lucha que da identidad a la tierra roja de Huelva, que parece volver a sentir los latidos de 'El Corazón de la Tierra'.

Durante estos días un espíritu revolucionario cabalga de nuevo nuestras tierras. Las personas desempleadas, que no paradas, de la Cuenca Minera han empezado a cabalgar, con su inconformismo en las espuelas, para protestar contra la política de contratación de Emed Tartessus, la empresa adjudicataria de los derechos mineros para la eternamente próxima reapertura de la mina de Riotinto. Pues para alimentar la telera de indignación en la zona, esta dueña de las ilusiones se ha atrevido a contratar las primeras manos de obra a empresas foráneas.

Hasta aquí hemos cabalgado.

Cuando te das cuenta que, para producir, necesitas obtener autorización de quien no produce nada. 

Cuando compruebas que el dinero es para quien negocia, no con bienes sino con favores.

"Cuando te das cuenta que muchos son ricos por sobornos e influencias, mas que por el trabajo, y que las leyes no nos protegen de ellos, mas por el contrario, son ellos los que están protegidos. Cuando te das cuenta que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en autosacrificio. Entonces podría afirmar, sin temor a equivocarme, que tu sociedad, esta sociedad, está condenada”.

Esta frase la inmortalizó en 1920 la filósofa rusa Ayn Ran y no puede estar más vigente...

Vecinos, vecinas ya tenemos lo que necesitábamos, quizás sea el momento de que vuelva Maximiliano, aquél revolucionario que acabó en la cárcel por blanquear los pulmones de nuestros mineros, aquel revolucionario que desmontó las frivolidades de la mismísima Reina Victoria, porque en nuestra historia de lucha las posibilidades sí existen. Aquél revolucionario, era joven y salió de la estufa y apagó el facebook, y derramó su sangre para honrar el trabajo como derecho con todos sus deberes y sus libertades.

Será que necesitamos que vuelva Maximiliano. ¿O es que en el s.XXI Maximiliano tiene nombre de mujer?

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