martes. 07.05.2024
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Opinión

La palanca

“Dadme una palanca y moveré el mundo”

(Arquímides, año 200 a.c.)

Hoy en día, casi el 90% de las máquinas son automáticas, de acuerdo con la filosofía del consumismo y el empacho capitalista. Sin embargo, afortunadamente hay alternativas que abogan por utilizar medios más primitivos y a la vez más eficaces como la palanca para confirmar que otro mundo mejor es posible. Todo depende de los actores que articulan el sistema.

Hace unos días el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciaba, ahora ya sin pantalla de plasma, que España "ha salido de las trincheras de la crisis y combate ahora en el frente de la recuperación". Además, aseguraba que el turismo es el "mascarón de proa" de la economía. Precisamente el único sector al que todavía no le ha llegado las "tijeras neoliberales".

Sin embargo, los pueblos y ciudades de nuestro país se han mudado a otras trincheras. En Burgos combatiendo y haciendo pueblo, implantando soberanía, reivindicando derechos. Será porque no han notado en sus hogares ninguna salida de la crisis.

La población activa en este país sigue descendiendo y se sigue destruyendo empleo por sexto año consecutivo, pero este gobierno tiene el valor de seguir defendiendo que la reforma encomendada a la Virgen del Rocío es el motor de creación de empleo.

Recientemente, Rajoy se mostraba por fin a cuerpo descubierto en una entrevista en televisión en la que aseguró que "no he cumplido con mis promesas pero sí con mi deber". Ya no nos sirve ni sus obligaciones, ni sus promesas, porque si algo debe tener claro el Presidente de este país es que la confianza es la base sobre la que descansa la soberanía popular. Este gobierno absolutista no está llevando a cabo, nunca lo ha hecho, la voluntad del pueblo, sólo se atrinchera es su lenguaje de eufemismos y marketing y en su parlamento opaco para mantener el poder. La gente ya no confía en que este gobierno haga uso de su poder para cuidar y poner en práctica la voluntad de la mayoría. Sin tapujos y sin escrúpulos, este gobierno está ejerciendo su poder de manera inapropiada, y esto está provocando, y sucederá de manera continuada, el auge de rebeliones.

Este gobierno, maquillado de corrupción, no acepta que el poder viene del pueblo y al pueblo pertenece. Este gobierno no acepta que no ha recibido un cheque en blanco, sino un mandato temporal y condicionado. Rajoy y su elenco han reconocido no estar cumpliendo sus promesas de campaña ni respetar las reglas del juego; y el pueblo no puede permitir que con discursos legitimen sus actos y su nula autoridad.

Y por eso, cuando el pueblo empieza a levantarse es cuando la estrategia de los brotes verdes se disfraza, esta vez, de trincheras, de luces al final del túnel, de tantos eufemismos como mentiras con la intención de controlar los tiempos. Los datos del empleo, el aire de la calle, los comedores sociales, los contenedores como despensas de las personas desesperadas, el 'se traspasa' de los comercios, la erradicación de derechos sociales, el copago y el repago, la asfixia neoliberal, el engaño sin piedad de los banqueros, la estafa eléctrica, los 0,99 euros de subida de las pensiones, el apoderamiento de nuestros ovarios, el dichoso déficit y esta democracia de ladrones han provocado que nada ni nadie nos desahucie de las trincheras, porque es precisamente esa trinchera de la crisis la palanca del cambio. El pueblo quiere, y necesitamos estar en el frente. La potencia es la razón, la resistencia y la lucha son el punto apoyo. La palanca soberana está lista para empujar.

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