martes. 07.05.2024
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Opinión

El arte de la desobediencia

El arte de la desobediencia

Ansiaba volver a escribir como el que ruega un beso clandestino. Después de un mes alejada de mis letras rebeldes vuelvo a enfrentarme a uno de mis tesoros mas preciados, mi folio en blanco. Con mi mano izquierda resbalándose aún por el teclado como si de bailar un tango se tratara, me alimento de mis ansias de contar lo que mis entrañas han ido almacenando todo este tiempo.

Tenemos nuevo rey que nos ha prometido un nuevo tiempo y que lo primero que ha hecho ha sido visitar al Papa Francisco para intentarnos convencer de que su fe es inversamente proporcional a la inocencia de su hermana, a la que intentan no sentar en el banquillo desde todos los frentes de este sistema manido y corrupto.

Tenemos un verano de "podemitis" que al menos está consiguiendo que no se nos pegue el escai a las nalgas y seamos llamados a formar círculos para enterarnos de una vez cómo nos están quitando hasta las ganas de desobedecer.

Tenemos, y no sólo porque lo prediga el "coletas salvador", que también, mantenernos unidos, en contacto, en pie, en alerta. La imperiosa brutalidad con la que se está manifestando el poder no nos puede hacer caer en la rendición, no podemos consentir que la manipulación mediática nos imponga nuestra agenda de reflexiones, no podemos consentir que nos activen las neuronas cuando los líderes de opinión quieran, no somos seres humanos para eso.

Ansiaba volver a escribir como el que espera "otro milagro de la primavera". Hoy hace un año que publiqué mi primer libro ´Un cajón de rebeldía´. Y desde entonces sueño y vivo en mi particular ensayo sobre la ceguera que nos adormece. Vivo en una utopía que nos alerta sobre la responsabilidad de tener visión cuando los otros la han perdido. Es la esperanza abrazada a la rebeldía. Y por eso estoy con los que luchan con rebeldía por un mundo sin desigualdades. Aquellos que son capaz de mirar lo que no se mira, lo que merece ser mirado y protegido, los derechos de los más necesitados. Aquellos que son capaces de capitanear las revoluciones más infinitas, los más conscientes de la rebeldía del cosmos y la grandeza del universo. Aquellos que tienen la rebelde manía de idear un mundo en el que sea la casa de todos y no de los que puedan pagarla, aunque la estúpida lógica nos ponga zancadillas cada día, soy otra loca como Blasco Ibáñez que anuncia utopías que mañana serán realidades.

En vuestro descanso vacacional os invito a recuperar la lucidez, obnubilada por tanta abdicación campechana y tanto fútbol capitalista, y rescatar la reflexión, construir la rebeldía. Tenemos la necesidad de convertirnos en artesanos de la desobediencia.

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