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El 22 de marzo, 'Día de la Dignidad'

El 22 de marzo, 'Día de la Dignidad'

El 22 de marzo de 2014 ya forma parte de la historia. Ya lo conté en las redes sociales mientras lo vivía, porque así fue, estaba viviendo un momento histórico. La Marcha de la Dignidad se ha convertido en la protesta ciudadana más importante de la historia de la democracia. Cada 22 de marzo será el 'Día de la Dignidad'. Pero no busquen análisis en los medios de comunicación, a lo sumo encontrarán fotos aéreas compartidas pero nunca las sensaciones allí vividas por los que fuimos a defender pan, justicia y libertad. Es nuestra dignidad, es la dignidad del pueblo.

Como siempre ocurre en la historia, y por ello es tan necesaria la recuperación de la memoria histórica, para conocer lo que ocurrió solo se puede acudir a los que vivimos el momento. Ni siquiera como periodista puedo contar lo que allí pasó, sólo como ciudadana puedo escribir lo que aconteció.

Esa dignidad que iba con bastón para soportar todas las luchas vividas. Valentín tiene 82 años y sólo el alma de esta joven que hoy les escribe puede guardar las emociones que sentí al verle levantar la bandera de la izquierda, verle llorar cuando le pedí que se fotografiara conmigo, verle sonreír cuando la marea digna gritaba, ¡Viva la lucha de la clase obrera!. Las arrugas del rostro de Valentín se convirtieron en mi nuevo camino de la rebeldía, mi mirada de admiración, un soplo fresco para la enésima lucha en su ya larga vida.

Había otra dignidad que miraba a su alrededor y decía: “yo no he vivido nada igual”. La memoria de los que llevan a sus espaldas las protestas más históricas se quedó exhausta ante la marea desbordada. Madrid se rindió a la dignidad del pueblo. Las calles derramaban valentía, lucha y esperanza. Las emociones se palpaban en cada sonrisa, en cada mirada, en cada recuerdo a aquel 4 de diciembre, al 28F de 1980, al No a la Guerra, al 15S... Y aunque parezcan todas iguales, esas imágenes inmortalizadas están cargadas de sonrisas rebeldes, de pasos jóvenes, de mensajes a mano alzada, siempre alzada, de retinas luchadoras, de arrugas indignadas, de mochilas humildes, de principios por bandera, de color esperanza, de calor y esfuerzo, de voces quebradas, de silencios cómplices, de Whatsapp en cadenas, de historias inmortalizadas en 3G, de twiteros en comuna,de millones de emociones cada una con una historia detrás, historias del pueblo. Era la forma que teníamos en la marea de intentar asimilar lo que estábamos viviendo. Pero ya lo decía Neruda:

“Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas,
mientras la noche azul caía sobre el mundo”.

Aquellas miles y miles de personas éramos inaccesibles al deshonor, éramos titanes de la libertad. Pues la libertad es la apertura de un nuevo tiempo en el tiempo. Y el pueblo grita que es tiempo de revolución ciudadana.

Hubo momentos sublimes que no recogerá ningún editorial y que no quedarán inmortalizados en ninguna fotografía. Una trompeta anónima acarició el silencio tocando La Internacional y una ola de voces quebradas empezó a levantar sus manos para cantarla. Fueron los aires de libertad los que movieron las pancartas y banderas para aplaudir aquel instante inolvidable cargado de humanidad. Como diría Miguel Hernández:

“Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta”

Y siempre la poesía sirve para describir la esencia de los pueblos convertidos en columnas que cimentaban la corrosiva democracia en la capital de España.


Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.


Pero este país está enfermo de manipulación. La prensa escrita es el puro reflejo de la pésima calidad democrática en la que vivimos. La dignidad ha tambaleado la ética periodística, y por eso la dignidad ha hecho historia a pesar de que las grandes empresas periodísticas ha intentado convertirla en clandestina.

Nadie contará la verdad, disfrazaron la realidad. Pero nunca nadie podrá reprochar al pueblo que no saliera a defender lo más auténtico de su ser, su inquebrantable dignidad.

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