sábado. 27.04.2024
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Opinión

Música de izquierda

Tiene la historia escrito en sus más conservados recuerdos esa especie de aversión por la música de los partidos conservadores o de derecha, dado que a partir de los años sesenta la música, en casi todas sus expresiones, se configuró como un signo de rebeldía y protesta contra las sociedades acomodadas y contra los sistemas que alentaban desigualdades, oligarquías, dictaduras o procesos dinásticos alejados de las democracias. El mayo francés del sesenta y ocho consideró la posibilidad de la creación del bienestar con bases distintas a las conocidas hasta entonces, los artistas en general y los músicos en particular se unieron a esos principios y formaron grupos de opinión dejándose oír y fomentando causas de libertad que fueron seguidas por una juventud ávida de cambios.

La derecha nunca perdonará esas actitudes que propusieron reformas y repulsa a sus privilegios, la derecha siempre graznó cuando los ídolos cantantes, pintores, actores o escritores tuvieron aprecio y seguimiento en las sociedades. Siempre fueron despectivamente elementos de la farándula que se alejaban de las normas y preconizaban el mal vivir y peor obedecer y supusieron una molestia orgánica que impedía el imperio de las clases; los grandes de nuestra gran historia fueron objeto de ese rechazo de los conservadores y muchos tuvieron que huir a mantener la vida en otros lugares menos codiciosos de artistas. La derecha siempre arremetió contra ellos, eran los enemigos de sus caudales y de sus avaricias; y nunca lo perdonaron ni lo perdonarán.

En estos días toda esa “vil farándula”, como algunos mandones la llamaron, hizo música de silencio para, de nuevo, mostrar su inconformismo contra el alto porcentaje que el gobierno actual asigna al impuesto del valor añadido, muy por encima de la media de otros países y claramente perjudicial para el consumo de productos de cultura como cines, teatros, música, etc. Es un castigo, no es una necesidad de estado. Estos dirigentes estarán siempre atentos a utilizar sus armas para aniquilar previsiones y esperanzas que entren por la izquierda, definitivamente y a pesar de los signos de evolución a la derecha no le gusta la música ni apostará por la cultura. Sin paradoja.

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