jueves. 28.03.2024
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Opinión

Las distintas caras de la pobreza

Las distintas caras de la pobreza

Ante la demagógica euforia de los adscritos a las teorías económicas del actual gobierno, desde donde se predicen los avances estructurales emergidos merced a su propia gestión en política económica y en empleo, desde donde se cacarean las subidas de los niveles de bienestar social también surgidos de sus manos ejecutoras y desde donde se recalcan, a bombo y platillo y en altavoces con sus siglas, que se ha conseguido una España mejor, -con sus predicamentos y sus consabidas determinaciones de falsas osadías y su estricta obediencia a los mandatos europeos- interesa plantear todas las premisas que a lo largo de estos cuatro años se han desajustado para llegar a un resultado de bochorno social.

No es verdad que hayamos superado las consecuencias del cambio de sistema- mal llamado crisis- impuesto por el severo capitalismo, porque el único salvavidas lo agarraron los bancos y propiciaron el desmérito de los demás, de todos los demás, hasta conseguir inventarle nuevas caras a la pobreza. Ha crecido la desigualdad de renta, existe una precariedad general más acuciada durante este último cuatrienio, ha fracasado el intento de reducción de la deuda pública, los niveles de creación de sistemas productivos han decrecido. No es verdad que España haya mejorado, no se responde a la realidad, la pobreza se ha instalado en el contexto, los salarios son menores, los desahucios certifican esa tendencia, la clase media ha desaparecido, la educación no ha sido bien tratada en este espacio de tiempo, la sanidad se ha configurado desde una perspectiva indigna; todos los parámetros que son los signos de identificación de las sociedades para determinar sus niveles de cuotas de bienestar han superado los mínimos. Y, por supuesto, la sociedad es menos feliz que hace cuatro años.

Quisieron inclinarse al neoliberalismo y cayeron en el charco del capitalismo más feroz, eso ha perjudicado mucho, ha creado, como queda constatado, nuevos pobres y nuevas desigualdades aunque algunos miembros de la iglesia protegida no quieran reconocerlo. Cáritas tiene datos suficientes para desordenar las teorías optimistas del gobierno y de los asentados arzobispos que lo proclaman.

A todo este fiasco se nos une, para colmo, el problema de no haber sabido gestionar el asunto de Cataluña, que ha acunado un rechazo generalizado a todo lo catalán y una repulsa de los catalanes por todo lo español. No es verdad que este gobierno haya salvado al país, es una falacia de despacho, un eslogan de mitin electoral que ya nadie puede digerir. Y mientras sucede todo este horror la banca reconoce haber superado en más de un 37 % sus beneficios reales. Es la paranoia más lejana a la verdad que se ha vivido en España en los últimos 40 años; inconcebible, injustificable e indigno de cualquier gobernante que se precie de estar instruido en prácticas de democracia. Involuciona España.

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