El verano como antidepresivo

La autora, en el museo de Rocío JUrado.
La psicóloga y escritora PIlar Enjamio resume a la perfección el estado anímico que proporciona el verano.

Es evidente que  todo proceso de cambio supone una adaptación y es gradual. Ocio, relax, sin horarios ni normas y con ese amplio concepto de vivir y libertad.

Se produce en este cambio ansiedad, apatía, desorientación... despertándose y en vez de ir al baño tropezar con el armario. Esta falta de ubicación es pasajera y poco a poco se vuelve a lo cotidiano.

Ver imágenes que nos sigan erizando la piel de vivencias reconfortantes y en la etapa del sueño revivir y recordar momentos y lugares,  pequeñas escapadas de fin de semana hacen más llevadero y acortan la sensación de que pronto habrá otro verano.

El tiempo cálido activa la pasión y eleva la dopamina, un potente antidepresivo. Observar un lugar y bullicio y gente es vida en calles y playas.

He observado en la costa gaditana un día de tormenta y lluvia sin gente en calles y playas. Se tornaba un lugar bello pero sombrío.

La luz y el calor humano es VIDA con mayúsculas. Hay mares y playas cercanos aunque los veamos cómo sucedáneos porque para muchos el Paraíso está en Andalucía. Yo soy del Sur porque las sensaciones y vivencias que me da son inigualables.