miércoles. 18.06.2025
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Opinión

ROCÍO, MI FE Y MI VIDA

La psicóloga y escritora Pilar Enjamio aborda en este artículo la festividad del Rocío y el sentimiento que hacía esta procesa.

Ya vuelve la romería de El Rocío, Pentecostés.

Se celebra desde el viernes 6 al 8 de junio, para culminar con Pentecostés, ese lunes de culminación de un rito iniciático de hermandad, fe y amor.

Un rociero es un hermano del alma y un amigo para toda la vida que conoce el espíritu cristiano de compartir con el de al lado. No es la sangre, pero el alma más profunda crea un lazo indestructible de sentimiento y fe vivida a la par. Auténtica terapia psicológica con la esperanza y la fe que son la vía de la curación del cuerpo y la mente.

Musicoterapia y alegría se suman formando un cóctel de salud y auténtica medicina que cura y hace nacer la ilusión y ese sentir que sale y llega a y desde lo profundo del ser.

Rocío, eres toda mi vida, el manto que me cobija y me protege. Madre, hermana y amiga ante los que lloro de emoción, arrodillada, y le cuento mis penas y alegrías. ELLA me sonríe y me da VIDA.

Senderos de arena, caminando entre los pinos y esa parada en el camino al anochecer contándole al Simpecado. Ya se va acercando el momento mágico de presentarse ante la Blanca Paloma para rezarle, hablarle y decirle muchos vivas y te quiero en esa presentación de tantas hermandades. Huelva en el corazón, en El Rocío y el año entero.

Esas benditas arenas, que si se pisan ya no se olvidan, y el deseo es recorrer año tras año el mismo sendero. La marisma onubense también tiembla emocionada a los pies de su Pastora y la cobija y la quiere como algo suyo, un tesoro que deben custodiar y proteger. Rocieros a pie y a caballo, con sombrero y sin sombrero, porque lo que vale es la esencia y sentimiento rociero. Y llega ese lunes de Pentecostés y que tanto anhelan los almonteños, con ese sinvivir y deseo de que llegue el salto de la reja y lanzarse a sus andas y pasear la por la aldea y por todas las hermandades, para luego ser de todos.

Tengo mucho que pedirte, Madre del Rocío, pero sobre todo salud para mi familia y mis amigos y que vuelva la empatía y la solidaridad a una sociedad se ha vuelto egoísta y fanática. Te pido respeto para los mayores y que jamás sean maltratados ni abandonados ni en residencias, ni en familia, ni en hospitales, respetándose sus diferencias individuales. Otro año no podré ir al Rocío pero estaré ahí desde la distancia, pero muy cerca porque la llevo tatuada en mi piel y en lo más profundo de mi ser.

Espero pronto darte gracias porque sé que estarás conmigo guiándome, acompañándome. Eres toda mi vida, Rocío. La fe me ayuda a caminar.

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