2025

Creo que será un año mágico y lo estamos deseando.

Que todo lo malo vivido se vaya al fondo del mar y que las personas tengan un corazón más limpio y puro. Que la bandera de la libertad esté en lo más alto y que nadie diga al otro lo que tiene que pensar, hablar o cómo vestirse. La vestimenta, el pensamiento y el sentir a su manera son reflejo de una personalidad.

Se va un año y viene otro al que recibimos con la misma ilusión que el nuevo ser que ve la luz después de un embarazo. El pasado, para muchos de nosotros, ha sido un cúmulo de decepciones, de desilusión, de cansancio y agotamiento que hace mella en el cuerpo y consigue luego presenciar de forma continua cotilleos de portera, actitudes de ciertos personajes que carecen del respeto al otro porque son dictadores.

Que la amistad sea verdadera y cómplice, que la empatía y la sonrisa dominen el mundo, que cuando unamos nuestras copas sea en una perfecta sincronía de amor, paz y buenos propósitos.

Los rituales de Fin de Año son mera tontería, pero si afectan positivamente a la psicología y tocan esquemas mentales. negativos en positivos ya ejercen un fin respetable. Color rojo, quemar papeles en la vela, brindar con oro dentro de la copa de champan, rituales de magia a los que tanta cabida dan en televisión.

Mi único deseo es ir al mar antes de que acabe el año y empaparme de esa brisa marina que da vida y energía y me traslada a la costa onubense y gaditana. Cierro los ojos y veo a mi Cádiz y a mi Huelva y mi piel y mi palma se impregnan de su aroma, de tantos momentos vividos y que siempre añoro repetir.

Brindo mi copa por todos.