domingo. 28.04.2024
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Opinión

Crimen de Tailandia: perfil del asesino

La escritora y psicóloga Pilar Enjamio analiza en este artículo el crimen de Tailandia que implica al español Daniel Sancho.
Crimen de Tailandia: perfil del asesino

Se trata de un crimen espantoso y estamos  asistiendo a la victimización del presunto asesino y demonización de la persona que fue vilmente descuartizada.

La Policía halló unas bolsas con restos humanos y al ver dónde se habían comprado las pistas llevaron a Daniel Sancho. No se trata de arrepentimiento o de verse descubierto. Al contrario, intenta justificar el crimen del cirujano colombiano Edwin Arrieta.

Lo narra con la frialdad y tranquilidad de un psicópata de libro como si se  tratase de un pollo que trocea para cocinar. Habla de una forma trivial de una cena con los policías en un hotel de lujo olvidándose del horror de lo sucedido. Esta carencia de trascendencia de lo grave es otro rasgo de psicopatía.

Afirma que lo amenazaba con sacar sus intimidades y de su familia y en la pelea se golpeó en el baño y él le echaba agua para que reaccionase. Esta supuesta mentira se confirma con la premeditación y la compra de un cuchillo y una sierra y las bolsas donde se hallaron restos.

Decir que iban a montar negocios juntos y la presencia de dinero en la habitación del hotel escenario del suceso nos hace suponer en un posible móvil económico y la distorsión acaso sea cierto o al contrario.

Acaso el cirujano se volviese atrás en lo del negocio. Todo debe investigarse pero está claro: Daniel era y es plenamente consciente de sus acciones y no parece preocupado con el futuro le espera. Quizás tenga una deformación de la realidad y debe someterse a un examen psicológico y psiquiátrico. 

Su familia sufre pero no se puede olvidar el dolor inmenso de la familia de quien fue objeto de un terrible crimen y que no volverá a hablar con Edwin, ni a verlo.  No se puede justificar un crimen y se avisa a la Policía cuando hay un accidente mortal en un hotel... pero nunca la sangre fría de trocear el cuerpo y no paralizarse ante el hecho.

 Tenía un trabajo en Madrid y ahora se enfrenta a una cruda realidad por una conducta con claros rasgos de psicopatía.

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