jueves. 25.04.2024
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Opinión

La religión como instrumento político

El ex coordinador provincial de Izquierda Unida, Pedro Jiménez, analiza el uso de la religión como instrumento político. Y el clientelismo puesto en marcha desde la Alcaldía de Huelva.
La religión como instrumento político

El artículo 16.3 de la Constitución Española establece, refiriéndose a la libertad religiosa, que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”.

Esto coloca a los poderes públicos y a todas las instituciones del estado en una posición de estricta colaboración y cooperación con la iglesia católica y otras religiones, pero nunca a tomar partido en beneficio de ninguna de ellas.

Siguiendo el espíritu de dicho artículo, menos aún se entendería la instrumentalización, mutua y recíproca, para beneficio de ambos de las instituciones y la iglesia católica.

Sin embargo en Huelva, el precepto constitucional no se cumple.

Desde la llegada de ‘Perico Rodri’ a la alcaldía de Huelva, se puso en marcha una política consistente en beneficiar a la Iglesia Católica para obtener el reconocimiento y “la bendición” de una política municipal que, entre otras cosas, financiaba con el dinero público a las cofradías y hermandades.

Que excluía a la Iglesia Católica del pago de tasas e impuestos por obras realizadas en propiedades de la Iglesia.

Que eximía del pago de la contribución urbana , el IBI ( Impuesto de Bienes Inmuebles ) a todos los edificios y propiedades de la Iglesia Católica. Va mucho más allá de lo que la Ley establece.

Y por si todo esto no fuera suficiente, se veía incrementado con la cesión gratuita de suelo público de propiedad municipal para la construcción de instalaciones religiosas.

A todo esto se sumaba la concesión de medallas a vírgenes, cristos y hermandades, una ingente cantidad de calles, plazas y avenidas rotuladas con nombres de cristos, vírgenes, santos y/o papas católicos, así como una amplia decoración puesta en marcha con la colocación de azulejos, hornacinas y monumentos que se han ido instalando indiscriminadamente por toda la ciudad.

Llegados a este punto habría que señalar como ejemplo significativo de ello, el monumento de la Inmaculada Concepción, colocado encima de restos arqueológicos que se encuentran bajo el mismo, en lo que supone un claro atentado contra el patrimonio histórico y arqueológico de la ciudad.

Otro ejemplo de despropósito y atentado contra el patrimonio fue el tapado de los restos romanos encontrados en la Plaza de las Monjas, que se llevó a cabo de manera urgente para no obstaculizar y desviar el paso en su recorrido de las Hermandades de Semana Santa.

Así podríamos seguir poniendo ejemplos de lo ocurrido durante los gobiernos del PP en nuestra ciudad.

Pero, ¿qué ha ocurrido desde que gobierna el PSOE?

¿Acaso Gabriel Cruz, muy socialdemócrata él, ha cambiado esa política?

Pues claramente hay que decir que no.

Muy al contrario, la ha acentuado aún más.

Se ha seguido, en mayor medida, con la rotulación de calles, plazas y avenidas. Así como con la decoración religiosa de la ciudad.

Se ha continuado con la exención del pago de todo tipo de tasas e impuestos municipales y por supuesto se ha seguido con la política clientelar hacia hermandades y cofradías, multiplicando por mucho lo que otorgaba el PP.

No entro en detallar la presencia ostentosa de ambos alcaldes. Tanto monta, monta tanto, en las procesiones y actos religiosos, al que han asistido como alcaldes durante las fiestas patronales o durante la Semana Santa.

Concluyendo. Producía vergüenza para algunos, el populismo de ‘Perico Rodri’. Pero mucha más produce ver a Gabriel Cruz copiar la política del PP y ver cómo destina en los presupuestos municipales de 2023 más de 400.000 para las Hermandades y el Consejo de Hermandades de Huelva, en lugar de destinar ese medio millón de euros, al que asciende, con las modificaciones presupuestarias llevadas a cabo, a políticas sociales que mejoren la vida de las personas en unos momentos, en los que muchas familias onubenses, tan mal lo están pasando.

El Onubensismo, o lo que es lo mismo, el populismo rancio de la derecha, caló profundamente en el actual Alcalde, que lo abrazó y lo hizo suyo, para convertirlo en su nueva religión. Sustituyendo un programa electoral progresista, como si no hubiera para Gabriel Cruz una visión diferente ni una concepción distinta, de la política municipal.

Ante esta situación se impone un cambio radical de la política municipal y la sustitución del populismo rancio y caduco representados por el PP y el PSOE, por políticas sociales y una política aconfesional que deje de utilizar recursos económicos públicos para beneficios partidistas y religiosos de la Iglesia Católica.

En esto como en muchas otras cosas se ha demostrado, desgraciadamente, que no hay diferencias entre el PP y el PSOE.

Y lo podremos comprobar en estas vísperas y durante la Semana Santa cuando veamos correr por las calles de Huelva al candidato del PSOE y actual alcalde, Gabriel Cruz, y a la candidata del PP Pilar Miranda, para ver quién llega primero a la levantá de los pasos.

Por todo ello se impone un cambio.

Para que la esperanza Huelva.