jueves. 25.04.2024
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Hablemos de violencia machista

Paula García Sánchez, criminóloga y mediadora, nos habla de la violencia machista coincidiendo con el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
 
Hablemos de violencia machista

La violencia machista o violencia contra la mujer cobra cada vez más importancia en las agendas sociales, su existencia es un hecho reconocido. Sin embargo, también se cuestiona constantemente cada paso que se da en la búsqueda de reducir estas agresiones.

La violencia contra las mujeres está reconocida como un problema que se da a nivel mundial, definida por las Naciones Unidas como cualquier acto basado en el género que resulte en daños psicológicos, sexuales y físicos, incluyendo amenazas de tales actos y la privación de libertad.

Como sociedad establecemos ciertos roles que nos permiten relacionarnos entre nosotros, es dentro de esa dinámica que se ha dado históricamente, donde el rol de la mujer siempre ha estado relegado a la vida doméstica y al sometimiento al hombre, donde hayamos la base sobre la que se asienta toda la cultura machista que, si bien ha evolucionado, sigue teniendo mucha de esta herencia que se manifiestan en el día a día.

Por eso existe el 25 de noviembre como día internacional de la eliminación de la violencia de la mujer. Porque sea cual sea el ámbito de la sociedad en el que nos movamos las conductas de agresión, ya sea físico y/o psicológico, hacia las mujeres por el simple hecho de serlos se dan.

Es importante entender que como sociedad somos responsables de generar el cambio necesario para que esas conductas interiorizadas acaben cambiando, crear una cultura de igualdad que vaya desterrando esa herencia machista que aún prevalece.

Como se ha indicado en los párrafos anteriores, hay muchos tipos de violencia machista, y hay que destacar entre ellas la violencia de género, definida en la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, que estable como violencia de género: toda violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.

Comprende además todo acto de violencia física y psicológica, incluida las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privatización arbitraria de libertad. Así como la violencia ejercida sobre familiares o allegados menores de edad con el fin de causar perjuicio o daño a las mujeres por parte de aquellos nombrados en el apartado anterior.

Siendo, sin duda, la conducta más grave el asesinato.

En nuestro país, en lo que va de año y según el Ministerio de Sanidad, servicios sociales e igualdad, 37 mujeres han sido asesinadas.

37 mujeres asesinadas (Ministerio de sanidad, servicios sociales e igualdad) de las cuales 23 no habían presentado denuncia. Este dato revela, entre muchas cosas, el miedo que genera en estas mujeres las posibles represarías.

Solo en el segundo trimestre del 2022, según el observatorio contra la violencia de género del consejo general del poder judicial, se han realizado 40491 denuncias por violencia de género, la gran mayoría presentadas por atestados policiales.

Ante todas estas denuncias, hay un comentario recurrente “muchas de ellas seguro que son falsas”, “con qué facilidad puede una mujer arruinarle hoy la vida a un hombre…” Comentarios que buscan tergiversar los hechos y que tienen como foco al hombre como víctima.

Según la Fiscalía General del Estado, en el periodo de 2009 a 2018 solo un 0,0069% de denuncias por violencia de género fueron condenadas como denuncias falsas.

Para producir cambios hay que aceptar los fallos que tenemos como sociedad. No olvidemos que el artículo 15 de la Constitución española establece el derecho a la vida y a la dignidad física y moral y que mientras siga ejerciéndose esta violencia sistemática contra la mujer por el simple hecho de serlo, su derecho a la vida y a la dignidad física y moral se ve atacado.

Creo que la pregunta más importante que debemos hacernos es ¿Qué mundo queremos construir? Y después comenzar a realizar los cambios que sean necesarios para conseguirlo.

Aquí no se trata de malos y buenos. Si no de seguir avanzando como sociedad, tal y como hemos hecho siempre.

Los roles los creamos nosotros, la cultura nos forma, pero existe porque nosotros existimos, nada es inmutable, y una cultura de igualdad, tolerancia y paz es posible.