miércoles. 08.05.2024
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Opinión

Un PSOE para olvidar

En cuatro años los socialistas van a tener tres secretarios generales, tras el desastre de los dos últimos años de Zapatero con una gestión de gobierno impropia de un partido con más de un siglo de historia y la malograda política de oposición de Rubalcaba tras la debacle de las últimas elecciones generales, con el PSOE bajo mínimos. Ahora una nueva fallida consulta electoral ha hecho que en mes y medio aparezca una nueva cara, cuando lo que verdaderamente hacen falta son ideas.
Los socialistas no acaban de dar con la tecla y se les acaba el tiempo. Su único afán por descalificar a la derecha, esté o no en el Gobierno, ha hecho que a su izquierda florezcan grupos que acaban arrebatándoles parte de la tarta electoral. No se dan cuenta de que al grito de 'qué viene la derecha' alientan al voto a otra izquierda que les resta los apoyos suficientes para tener capacidad de gobernar. La derecha tiene sus apoyos y los seguirá teniendo (siempre los mismos) pero un PSOE sin políticas de izquierda hace que su propio electorado pruebe con otras formaciones similares o acaben tan desilusionados que terminen refugiándose en la abstención.
Están tan preocupados en ponerse zancadillas entre ellos mismos que no se dan cuenta de que el votante que abandone sus filas es de muy difícil retorno. Ahora están enredados en qué debe de ser primero, un congreso extraordinario o elegir al cabeza de cartel en unas primarias más o menos abiertas, o en proponer candidatos sin ton ni son con el único objetivo de impedir el acceso de otro de los suyos. Una guerra sin cuartel con un único vencedor: sus oponentes de derecha e izquierda. Un partido como el PSOE necesita que sus dirigentes se lo tomen por una vez en serio y se dejen de mirar el ombligo. Hay que dejar de personalizar los proyectos y ahondar en las ideas de partido, saber qué tipo de socialismo se quiere y dejar bien claro que las prisas siempre han sido malas consejeras. El partido tiene que tener una cabeza visible para muchos años, olvidarse ya de las familias y enterrar a las vacas sagradas. Rejuvenecer el partido, pero con personas válidas no con jóvenes de marketing. Es hora de que muchos dejen de vivir de la política, se jubilen o vuelvan a su actividad profesional para dar paso a nuevas caras con nuevos ímpetus y ganas de trabajar por algo en lo que crean de verdad: el nuevo socialismo español.

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