domingo. 05.05.2024
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Opinión

Políticos&periodistas

Bien es sabido que unos necesitan de los otros y viceversa. En una democracia son los dos necesarios para que la misma se pueda vivir en plena libertad, siempre y cuando se ejerza esta 'pelea' con lealtad. Una relación necesaria para que el ciudadano sepa lo que realmente sucede, ya que el periodista no deja de ser un mero intermediario entre ambos. Durante muchos años la cosa ha ido bien, con las necesarias tiranteces, actuando la prensa como un contrapoder, esencial para que cada uno no se 'distraiga' en otros menesteres. La crítica es sana, y necesaria, pero siempre que no se aparte de la verdad. Esta, la verdad, es lo único que debe de importar al periodista. Sin ella el periodismo pierde toda su esencia y se convierte en libelo, en una más de las mentiras que debe perseguir.

En la actualidad, el periodismo que se practica en la mayoría de las ocasiones poco importa que cuente la verdad. Se ha instalado en la política lo que en el deporte se denomina el 'periodista de camiseta', ese que sólo ve el penalti en el área contraria. Ahora usted pone la radio y según la emisora que sintonice ya sabe por dónde van a ir las cosas. Lo mismo pasa en los periódicos, cada día más atrapados en la ruina económica y pendientes de los favores futuros que hagan posible su supervivencia. En la televisión pasa lo mismo, pero a otro nivel, ya que las cadenas no dejan de ser concesiones administrativas. Es por ello que los políticos, esos a los que la gente tanto odia (a juzgar por las encuestas), viven en una realidad virtual que bien saben manejar. Los políticos se han hecho incluso dueños de las tertulias periodísticas, considerándose más de uno un periodista más. Esto no es que lo haya generado la crisis, pues el periodismo de partido lleva muchos años entre nosotros, aunque sí que los ha marcado a todos la cara para siempre. Es una pena que con estos parámetros ya no podamos confiar en nadie, salvo que ustedes intenten ser objetivos y den su apoyo al que crean que se acerca más a la realidad. No obstante, para el que esté despistado, un consejo: borre de su lista al que más chille, y aún más al que no deje hablar.

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