domingo. 05.05.2024
El tiempo
Opinión

Mas quiere más

Es el mayor manipulador de la política española. Es tal su osadía que se debe considerar el Rey de Cataluña y como tal se paseó el otro día por Madrid para dar su último adiós al primer presidente de la actual democracia, a la que intenta pisotear él con su grandilocuencia. Tras homenajear a la figura de Suárez, el president de la Generalitat aprovechó la ocasión para pedirle a Rajoy la valentía suficiente para asumir los riesgos a los que estuvo tan acostumbrado el difunto presidente. Riesgo que en el más puro castellano significa que no se oponga a que los catalanes decidan en referéndum su inmediato futuro. Mal vamos si identificamos lo que hizo Suárez, siempre con el máximo respeto a la ley, con que alguien se salte a la torera la Constitución que tanto costó alumbrar y acepte una consulta a todas luces ilegal. Mas debe creerse que en Madrid (como a él le gusta denominar a España) son tontos y se chupan el dedo, por ello juega al despiste pidiendo negociación y diálogo. Es más, el otro día su portavoz dijo, ya en Cataluña, que lo que pasa es que ha sentado muy mal que el president acudiera a Madrid a la capilla ardiente. Victimismo puro y duro al que estamos ya acostumbrados.
Artur Mas lo único que quiere es enredar, y a fe que lo está consiguiendo. Poco le importa lo que decida el Tribunal Constitucional, ya que para él el único tribunal que existe es el de los votos, los mismos que como siga por este camino acabarán mandándole a su casa.
En cuanto a la petición de negociación y diálogo, no sé a estas alturas qué hay que negociar, y lo de dialogar no va mucho con su carácter. A no ser que lo que pretenda es que se le den las llaves del Banco de España, y por ahí no creo que tenga que pasar este Gobierno. Cataluña es una más de las diecisiete comunidades autónomas que forman este país llamado España (más Ceuta y Melilla), así quedó reflejado en la ley de leyes, y por mucho que se empeñe el honorable president no tiene la potestad para poder cambiarlo. A no ser que acabemos elevando todo este asunto a la categoría de chiste y nos preguntemos aquello de ¿en qué se diferencia un murciano de un catalán? Pues en que un murciano es un señor Murcia.

Comentarios