jueves. 09.05.2024
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Opinión

Falsas identidades

La fama la tienen los políticos, mal valorados por el resto de los mortales, según las encuestas al uso. Sobre todo por mentirosos. Nunca se analiza el trabajo que hacen, ya que lo único que importa es si mienten, y los hay que lo hacen a diario. No obstante a mi entender es peor un político incompetente que uno mentiroso, a no ser que lo sea de modo compulsivo y entonces tendría que se inhabilitado por prescripción facultativa. Ahí lo dejamos.

Pero esto de la mentira y la impostura no es un privilegio de los políticos. Los hay que se superan cada día. Me refiero a esos señores/as que se apropian de diferentes profesiones u oficios sin el más mínimo recato. Sin ir más lejos, el otro día me encontré con un personaje que se dice llamar periodista, escritor, educador, político, licenciado en Derecho y comunicador (?) en seis idiomas. Una perla de tío, vamos. Eso para quienes no conozcan a este caballero, ya que la realidad es que cree ser periodista por estar activo en Facebook y Twitter; escritor por publicar un libro de esos que financiaban las cajas de ahorros; educador al participar en un coloquio en un instituto junto a otros muchos invitados; político por ser militante y apoyar a su partido en periodos electorales, y comunicador de seis idiomas quiere decir que chapurrea inglés y francés, entiende algo cuando hablan en catalán y gallego (como casi todos), y puede comunicarse con el italiano cuando acude a comer a una pizzería. En honor a la verdad, sólo habla, y mal, el castellano y lo único verosímil es que estudió Derecho. Es buena persona, lo que pasa es que las relaciones en sociedad le confunden.

Lo peor de todo esto es que tantas mentiras confluyan en una misma persona, pues cada mentira por separado suele ser muy habitual. Sobre todo en el caso de los periodistas, pues según parece, periodista lo es ahora casi todo el mundo, y no sólo por dar su opinión en las redes sociales, sino por la idea de que escribir semanalmente un artículo en un periódico ya te integra en el gremio. De esta forma podríamos incrementar la nómina de electricistas, fontaneros, pintores, enfermeros, médicos, arquitectos, ingenieros..., ya que quién no ha cambiado alguna vez un enchufe, desatascado un fregadero, pintado una pared en su casa, curado una herida, acertado con los síntomas de una dolencia… Dejémonos de imposturas y que cada cual se dedique a lo que realmente esté capacitado, con nombres y apellidos, pero sin publicitarlo por favor.

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