miércoles. 08.05.2024
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Opinión

El lío catalanista

Los catalanes adictos a Mas no paran de dejar cadáveres en las cunetas. Ahora le ha tocado a su cabeza más visible Duran Lleida, que no ha podido más y se ha largado a descansar antes de tiempo dejando la secretaría de la coalición y esperando a que pase el verano para decidir si sigue de portavoz en el Congreso. Duran ha hecho lo más predecible ante los desacuerdos en la forma de actuar del jefe de Convergencia, a pesar de que éste anuncie que siempre, en todo, ha acabado por ponerse de acuerdo con su socio. Es el cinismo de Mas, al que no le debe importar en demasía una futura ruptura con Unió, ya que parece que le estorba a la hora de ejecutar sus planes. Mas se encuentra en el callejón sin salida en el que se ha metido él solito, llegando la hora de la victimización más ruin, a la espera de la conversación con Rajoy en La Moncloa. Y este juego ha acabado por cansar a un profesional de la política como Duran, al que siempre se ha valorado por su sensatez a la hora de exponer lo que él y los suyos (Unió Democrática) quieren para Cataluña.

Este juego constante de Mas lo único que pretende es acudir a una elecciones plebiscitarias en las que medir su catalanismo con los republicanos de Ezquerra, acabando en una futura coalición de gobierno. Sin caer en la cuenta de que puede dejar de ser la primera fuerza política de la Comunidad. De esta manera servirá en bandeja la presidencia de la Generalitat a su hasta no hace mucho enemigo Junqueras, convirtiéndose en un paria de ERC. Esta es la cerrazón del honorable presidente, que ve como los suyos acaban huyendo ante tanta insensatez política. Mas sólo conoce una dirección y la seguirá le cueste lo que le cueste, conocedor de que su apuesta soberanista es un fracaso. Él sabe que no habrá consulta y que estará marcado de por vida como el hombre que hundió a Convergencia. Un capricho que le saldrá muy caro.

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