Agosto

Es el mes de los meses. El de las vacaciones de la mayor parte de los asalariados. Y con la crisis, el de los parados, que tienen el privilegio de poder acudir a la playa si viven en una zona de costa. Es periodo de relax, en el que aprovechan los comerciantes para echar el cierre, aunque cada vez son los menos, ya que se tienen que conformar en su mayoría con cerrar sábados y domingos y algunos, además, las tardes de toda la semana. Un mes en el que algunos dicen que aprovechan para leer o para visionar sus series preferidas. Es un mes de propósitos, a la espera de que en septiembre te llegue la factura de todo lo disfrutado durante el periodo estival.

Pero no es el mes de antaño, cuando se encontraba todo cerrado y las capitales sin playa se vaciaban de gente. Aquel mes en el que si no te ibas de vacaciones estaba como mal visto. Otra costumbre que se ha cargado la crisis. Como la de los chiringuitos, aunque en este caso se los han ido cargando los propios comerciantes del sector. Eso de tomarse la cervecita con la sardina a pie de playa se ha quedado para los más pudientes, a pesar de que los precios de origen de una y otra no hayan evolucionado tanto en los tiempos.

Un mes de agosto el actual en el que en la ciudad se hace vida normal, con menos vecinos en los bloques pero con actividad allá por donde vayas. A la espera de que llegue septiembre y nos quejemos, ya todos juntos, del calor sofocante que no hemos sufrido durante julio y agosto. Entonces veremos en las playas a los parados y a los pocos turistas que queden en nuestra costa, salvo los fines de semana, en el que volveremos a estar todos juntos.