viernes. 29.03.2024
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Opinión

Mi primera vez

La Huelva que yo conseguí admirar, cuando esa nube negra se posó en mí, tiene los ojos verdes y quizás algún día te la encuentres ejerciendo alguna postura un tanto incómoda, es lo que tiene las clases de yoga.

Pido perdón por no haber sabido gritar de otra manera este amor que siento tan de dentro. Pido perdón por haberte querido en silencio, pido perdón por no haber sido capaz de decir antes todo lo que siento, pido perdón por no haber alzado la voz y compartir, que las diferencias, también existimos y amamos a Huelva.

Esa ciudad que yo conozco se toma cafés los sábados por la mañana en la Casa Miguel, pasea por el Barrio de la Isla Chica, allí donde coexisten todas las nacionalidades y etnias,  la Huelva que yo sobrevuelo, prácticamente tan solo descansa los domingos por la mañana, y sí hace bueno quizás ese día también trabaje, porque en el campo no se respetan ni las festividades.

La Huelva que yo conseguí admirar, cuando esa nube negra se posó en mí,  tiene los ojos verdes y quizás algún día te la encuentres ejerciendo alguna postura un tanto incómoda, es lo que tiene las clases de yoga.

La Huelva en la que yo confío no es la que luce tipito en los bares de moda, la que yo conozco se llama Pepa Báez y lucha día tras día para que las mujeres que trabajan limpiando, osease la inmensa mayoría, tengas reconocidos todos sus derechos, porque los deberes no les faltan ninguno, ella te mira a los ojos y te dice muy convencía: Me llamo Pepa Báez y soy una Kelly.  Y las que la rodeamos la admiramos, porque lo fácil, lo fácil es sentirte la Reina del Mambo desde un sillón de piel, conocemos a muchas personas que apoltronadas en un pedestal de oro se dan golpes en el pecho una y otra vez, pero lo que es realmente difícil es sentirte orgullosa de ti misma, cuando la sociedad te ha colocado en esos escalones de abajo, por cierto, ¡vivan todas las kellys de Huelva y provincia!

La Huelva que yo admiro dibuja sus calles de animales, personajes y miles y miles de historias, llevándose a sus artistas tan lejos como lleguen esos lienzos,  Wild Werva, gracias por llevar ese  nombre en todos tus viajes. La Huelva que lee y escribe se para en La Dama Culta para charlar con Manuel J. Soriano, compañero de batalla, luchador infatigable. La Huelva que escucha se llama Silvia Zambrano- he pasado por una clínica de desintoxicación, veinte usuarios, Silvia, cinco de ellos LGTBI, ¿piensas que eso es casualidad?- sus ojos fueron lo que me respondieron que escuchaba y creía lo que le estaba diciendo. La Huelva que recuerda a todos sus muertos, en esa matanza que hicieron después incluso de ganar a todos los que ellos consideraron los vencidos, dejándonos cunetas llenas de cadáveres, se llama Félix Toscano.

Con la mirada pérdida, mirando a través de una ventana, observando como paisaje La Plaza de la Constitución, escuché ese frase tan típica: esto es Huelva, fue justamente, en ese momento, cuando comencé a soñarte distinta.

No, esto no es Huelva, esto es el fruto de lo que habéis realizado todos lo que habéis gobernado en ella. Y entre vuestros triunfos, los choqueros y choqueras podemos confirmarle a toda España, que tuvimos un alcalde que disfrutó de un sueldo más alto que el propio presidente del gobierno. Lo mejor que nos puede pasar es que os vayáis a lucir tipito a cualquier bar de moda y os quedéis allí todo el tiempo.

Lucas Alcázar, un trans de Huelva.