viernes. 26.04.2024
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Opinión

Es peligroso ser mujer

Esa naturalidad en la que estamos sumidos todos, ha hecho que lo convirtamos en una escenario “normal” para las mujeres, por lo tanto, somos capaces de dudar de la víctima antes que condenar de forma categórica a los únicos responsables.
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De nuevo comenzamos el año leyendo en los medios de comunicación que en Murcia han violado en manada a tres hermanas estadounidenses de 23, 20 y 18 años. Una noticia que debería llevarnos a meditar sobre la sociedad que hemos construido donde siguen ocurriendo estos hechos. O quizás podríamos pararnos a pensar en el futuro de esas tres chicas, y lo que experimentarán porque tres hombres decidieron forzarlas para tener sexo con ellas.

Hace poco me leía una autobiografía de una víctima de abusos sexuales, el lenguaje de la novela era directo, contundente, la víctima hablaba con mucha claridad de todo el poso de pensamientos y sentimientos que le acarreaba, sabía perfectamente que su vida estaría condicionada para siempre por aquello que han tenido que sentir estas tres mujeres en Murcia bajo la coacción de tres hombres que utilizaron la fuerza para conseguir lo que querían: sexo.

La víctima admitía que la violación la había llevado a gestionar su vida desde una posición en la que ella siempre sería la responsable de todo el desprecio que llevaba en su interior. Asumió que era la culpable de lo que había ocurrido.

No debería de resultarnos raro que este tipo de pensamiento se instalen en personas que han sufrido esto, hace poco observamos la reacción con el caso de La Arandina, la población realizó manifestaciones de apoyo hacía los jugadores,  alegando que la culpable era la menor ya que los había provocado,  no los tres hombres. No importó incluso que existieran conversaciones entre los tres donde confirmaban como habían actuado, básicamente porque eso se espera de ELLOS.

A través de mi experiencia he podido comprobar la naturalidad con la que ejercemos la violencia hacía ellas, tan sólo por ser mujeres, he escuchado a hombres argumentar, después de reprenderles, que les han dirigido una obscenidad a una mujer que pasaba, porque para él estaba claro que ella se había vestido aquel día para provocarlo a ellos expresamente, me han llegado a relatar como “domesticar” a una bella dama (palabras textuales) de varias formas además. Me han enseñado vídeos que no tenía que haber visto. Por cierto, cuando permitimos estas actitudes y no las condenamos en el acto, nos convertimos en cómplices, es así de sencillo, no hay más y es de las mejoras cosas que podríamos aportar como hombres.

Así que como no podía ser de otra manera, esa naturalidad en la que estamos sumidos todos, ha hecho que lo convirtamos en una escenario “normal” para las mujeres, por lo tanto, somos capaces de dudar de la víctima antes que condenar de forma categórica a los únicos responsables.

Por eso es importante visibilizarla,  hacerle llegar a la población que esto no debe de seguir ocurriendo, de ahí la importancia de hablar de violencia de género y no intrafamiliar, de no mezclar conceptos. La Junta de Andalucía, no lo ha creído así, ha considerado aunarlos, consiguiendo de esta manera, lo único que realmente querían, restarle importancia a la violencia machista.