jueves. 18.04.2024
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Opinión

Vaselinas

Quienes nos criamos sin el confort mínimo de un cuarto de baño, sabemos apreciar mejor que nadie el placer de una ducha caliente. Por eso, la amenaza de que la bombona de butano la pondrán a 25 euros nos acongoja, porque sabemos que hay muchas criaturas en este país que no podrán pagarla.
Ya le han pedido a un servidor para la bombona en la puerta de un súper. Y estoy convencido de que la petición era sincera. Con un día de frío como el que hacía, ¿quién se resistiría ante aquella súplica? El término acuñado de pobreza energética es ya una realidad incontestable entre grandes sectores de población.
El anuncio de la subida del gas embotellado se ha producido como tantos malos augurios que nos llueven de un tiempo a esta parte: primero ocurre una filtración a los medios; después un responsable gubernamental lo desmiente; por último, los voceros ministeriales justificarán la inevitabilidad de la medida que nos recortará un poquito más el bienestar que aún nos va quedando. La técnica de amagar y dar es muy antigua. No acaban de anunciarte la mala nueva cuando ya te la están dando de verdad: todas en el mismo lado, en el de las economías más modestas.
Con seguridad, la subida no será tan elevada como anuncia el globo sonda; con lo cual los responsables de la medida mostrarán cuán agradecidos debemos quedarles por su esfuerzo. Tanto cinismo continuado hace que la ocupación de profeta esté bastante devaluada en nuestro país: es tan fácil predecir lo que va a ocurrir...
A esos nefastos adelantos podríamos calificarlos de vaselinas, ya que no otra función persiguen, sino la de lubricar nuestro ánimo para que nos demos por violados sin oponer resistencia. Y hasta es posible que sirva a nuestros 'violadores' para el descargo de su conciencia; al fin y al cabo procuran que los malos tragos los pasemos con el menor sobresalto posible.

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