viernes. 03.05.2024
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Opinión

Puñalada trapera

Algunos investigadores creen que el “trapo” era la capa con embozo y “trapero” el que con el embozo se tapaba la cara. En aquellos tiempos estos personajes que “vestían trapo” solían llevar debajo de la capa una espada o puñal que provocaban el recelo y que nadie se fiara de ellos ya que era muy habitual que dieran estocadas o puñaladas por sorpresa. De ahí que esta expresión se utilice como sinónimo de traición. Han cambiado tanto los tiempos y las modas que hoy día, los embozados, van con traje y corbata, a cara descubierta, y no portan armas cortantes de ningún tipo, ya que no la necesitan. Hoy, en nuestra España, los hombres y mujeres que “visten trapo”, utilizan otro tipo de armas, mucho más destructivas que las de antaño, que portan orgullosos en negras carteras ministeriales. Traicionan a diario a la ciudadanía, la cosen a puñaladas traperas, ya sea con nuevos impuestos o con la retirada de prestaciones sociales,  que prometieron que nunca harían. Son los nuevos “embozados”, los yupis de la política, que adoptan decisiones dentro de un gobierno que los “cobija” a todos. Hoy la gran capa, el gran “trapo”, es el gobierno de Rajoy, puesto que él y solo él es el responsable de la multitud de heridas que en estos dos años y medio de gestión ha producido a miles de familias. Y como todos los que traicionan, primero te engatusan con promesas que, a la larga, se demuestran vanas, y posteriormente, te largan la cuchillada, en forma de decreto o ley,  que deja a la ciudadanía herida gravemente. Los embozados, además, tienen obsesiones y en el caso que nos ocupa, el gobierno de Rajoy, su única e inquietante preocupación secular es, desde hace décadas, Andalucía. Cualquier gobierno, medianamente responsable, trataría de equilibrar territorialmente el país que gobierna e intentaría no establecer agravios comparativos, buscando respuestas a los problemas que cada comunidad presentara. Eso sería lo correcto y lo mejor para los ciudadanos. Pero no, en nuestro caso, al tener en Andalucía un gobierno de izquierda, y ser el del gobierno central de derecha, Rajoy y sus ministros miran al sur, con ojos de desamor y, en algunos casos, hasta de desprecio.  Nos somos objetivo 1 para ellos, ni, 2, ni 3, más bien estamos en la cola de sus preocupaciones diarias, a no ser que desde la Junta de Andalucía intenten aprobar medidas para incentivar el empleo y ahorrar costes económicos  y entonces, casi de inmediato, disponen su maquinaria legal, para tratar de impedir que las intenciones de la Junta lleguen a buen puerto. Lo hicieron con la subasta farmacéutica, que ahorraba millones a las arcas públicas, y lo han vuelto a  hacer para impedir la reapertura de la mina de Aznalcollar, que iba a crear 1.300 puestos de trabajo, entre directos e inducidos, con una inversión prevista de 300 M€. Recurre Rajoy al Constitucional para paralizar la creación de empleo y la dinamización socio-económica de una zona de Andalucía con una tasa de paro por encima del 30%. La tramitación parlamentaria del concurso minero, que contaba con todos los requisitos y garantías jurídicas, tuvo el respaldo unánime de todos los grupos parlamentarios andaluces, PSOE, IU y, mire usted, el PP. Por lo que es aún menos entendible la decisión del gobierno de Rajoy de recurrir al TC, cuando aquí, en el territorio sus parlamentarios han apoyado sin fisuras esta reapertura. Además la decisión del gobierno pepero plantea algunos interrogantes. ¿Qué opina el grupo parlamentario popular de esta decisión en contra de los intereses andaluces?  ¿Qué tiene que decir el actual candidato del PP en nuestra comunidad, Juan Manuel Moreno Bonilla, sobre este grave ataque a nuestra tierra?¿Defenderán los populares lo que votaron y apoyaron, o se pondrán una vez más al lado de los suyos y en contra de los andaluces?

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