viernes. 03.05.2024
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Opinión

Primarias

El domingo 13 de julio de 2014 quedará guardado para siempre en la historia del PSOE. Ese día 125.000 militantes, un 67% de participación, depositaron su voto para elegir al Secretario General entre tres candidatos que, durante semanas, habían recorrido las provincias presentando y debatiendo con la militancia un amplio abanico de reformas para construir un nuevo socialismo y un nuevo PSOE. Un nuevo socialismo que esté más pendiente de los problemas ciudadanos y que represente a estos con decisión ante las barrabasadas de un gobierno que ha puesto en marcha las políticas más reaccionarias desde que empezó nuestra democracia llenas de recortes sociales, con una reforma laboral injusta, una ley de seguridad ciudadana que cercena derechos y libertades o una ley del aborto que impide a las mujeres disponer de su propio cuerpo. Un nuevo PSOE en el que la voz de los militantes sea tenida en cuenta y en el que nadie ocupe varios cargos a la vez, con un proyecto social y liderazgo fuerte que apueste por el objetivo de conseguir un Estado Federal, que regenere la democracia, cambie el modelo productivo que nos metió en el pozo de la recesión económica y que tenga como prioridad luchar contra el desempleo y las desigualdades sociales. Somos muchos militantes los que queremos que cambie el PSOE para que cambie España, con decisiones que antepongan los intereses ciudadanos ante cualquier otro interés y que supongan siempre estar al lado de los que más nos necesitan. Sin embargo desde ese día están sucediendo cosas que me sorprenden sobremanera. Siempre he creído que pasado un período electoral en nuestro partido, ya sea para elegir a un Secretario General provincial o regional, o como en este caso, para elegir a nuestro Secretario General a nivel nacional, todos los compañeros/as teníamos que seguir a rajatabla un mandato no escrito, el de respetar la decisión mayoritaria y apoyar con todas nuestras fuerzas al compañero/a que resultase elegido. Así lo entiendo yo y una amplia mayoría de socialistas. Sin embargo, vengo observando en estos días que hay algunos empeñados en querer hacernos ver lo blanco, negro, repitiendo hasta la saciedad en redes sociales y tertulias varias, los argumentos que está utilizando la derecha y sus medios de comunicación, casi todos los existentes en la actualidad, para atacar al recién elegido Secretario General socialista, Pedro Sánchez. Hasta la fecha, lo que yo se, y se ha comprobado, es que los 14 parlamentarios europeos del PSOE han votado NO a la investidura de Junker en Bruselas porque así se lo impuso, Pedro Sánchez. Lo que sé, y todos hemos escuchado, es que ante las reticencias de algunos de esos 14 parlamentarios a votar NO y tener que hacerlo por mandato de su Secretario General, este les ha dicho que le acompañen a una de nuestras sedes locales para que explique a los compañeros/as el por qué de esas dudas para no votar a uno de los responsables de las medidas antisociales que nuestro gobierno está llevando a cabo. Lo que se, y se está llevando a cabo, es que el nuevo líder del PSOE está conversando con los otros dos candidatos, Pérez Tapias y Madina, para integrarlos en su equipo de dirección porque quiere contar con los mejores, entendiendo que esos dos compañeros serían de gran ayuda para reflotar la nave socialista. Lo que se, y se comprueba a diario, es que la derecha está atacando con saña a Pedro Sánchez porque esperaba más de lo mismo y no está siendo así. Lo que se, y no me gusta como socialista, es que hay compañeros/as que depositaron su confianza en Madina o Tapias y ahora se dedican a devaluar un proceso modélico e histórico porque no ha ganado su candidato, insistiendo en que hemos perdido una oportunidad de volver a ser lo que éramos. Ni mucho menos, compañeros/as. Ha ganado el PSOE, ha ganado la militancia, esa voz tantas veces demandada y por fin, escuchada y tenida en cuenta. No ha perdido nadie, hemos ganados todos y en eso tenemos que perseverar para que este proceso no sea solo flor de un día sino esperanza de un PSOE más de todos y menos de unos pocos.

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