domingo. 05.05.2024
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Opinión

Indultos

El nuestro es un país de indultos. Tanto es así que la ley que regula la concesión de estos se remonta al 18 de junio de 1870. En España se piden indultos para todo lo que se menea y lo mismo se solicita que le conmuten la pena a un kamikaze condenado a 13 años de cárcel por matar a un conductor, que a un torero que conducía superando con creces la tasa de alcohol permitida y provoca la muerte de una persona, que a un presidente de Comunidad Autónoma que se ha enriquecido a costa del erario público o al dirigente de un equipo de fútbol que cobraba una millonada por firmar tres folios que denominaba informes municipales. En 2012, el Gobierno de Rajoy concedió 468 indultos, entre ellos a once condenados por corrupción de "cuello blanco", seis eran del PP y dos de CiU. También recibieron el perdón un ex-alcalde y tres ex -concejales del PP de Valle de Abdalajís(Málaga) y cuatro mossos condenados por torturas a los que se les conmutó la pena de prisión por multas. La decisión de conceder un indulto es política y supone un atentado contra la independencia de la justicia, impropia de un sistema democrático de derecho y, además, éticamente insoportable dado que, en todos los casos, se conceden los indultos sin dar explicaciones ni argumentar las razones que conducen a tal decisión puesto que la ley reguladora no les obliga a ello. Los condenados los son por delitos que van desde el tráfico de drogas a las estafas, pasando por la prevaricación y los homicidios imprudentes. En la ciudadanía queda la impresión, y los datos avalan esta, que los indultos son una fórmula que utiliza el gobierno para que los poderosos no cumplan sus penas. Parece ser, y los hechos lo demuestran, que existe una justicia paralela no formada por jueces, sino por los políticos de turno, que establece una ley distinta a la del Código Penal para eximir de culpa, y libre de pecados, a ciertos personajes de "castas" privilegiadas. Estamos aún, al parecer, el S. XIX y sigue en vigor el "derecho de gracia" por el que el "monarca" concedía su perdón a los condenados. Este Gobierno es muy benevolente con los delincuentes condenados, no les importa en absoluto los delitos que cometieron y que los jueces condenaron. Da igual el dolor causado, el dinero saqueado, las infracciones cometidas, con tal de "salvar" a los autores de esos delitos de sus condenas. Somos un país de hipócritas, de falsos salvadores de la patria, de meapilas que encomiendan a la providencia divina la mejora de nuestra economía, y de dirigentes, da igual que sean políticos, empresariales o deportivos, que piensan solo en sus bolsillos bajo la premisa de "ande yo caliente y ríase la gente". Vivimos en un país en el que el "Rey reina pero no gobierna y el gobierno reina a sus anchas". Un país en el que el Presidente y su Consejo de Ministros indulta a quién quiere, cuando quiere y como quiere. Dentro de poco veremos, de nuevo, a Jaume Matas libre de "polvo y paja", como si no hubiese roto un plato en su vida, a Del Nido libre, sí o sí, y a Ortega Cano recorriendo platós contando sus desventuras. Y mientras todo esto pasa, el expediente de petición de indulto para el juez Garzón se perdió un año sin que nadie sepa dónde estuvo, y se cocina a fuego lento la trama para cargarse a otro juez, Silva, que tuvo la osadía de meter en prisión a Miguel Blesa, ex –presidente de Cajamadrid. El oscurantismo es absoluto y solo Gallardón, y por ende, Rajoy, sabe por qué perdona en unos casos y en otros no, permaneciendo la certeza en los ciudadanos de que en nuestro país hay dos justicias, una para los poderosos a los que les perdona todo; y otra para el resto de mortales, que sí tienen que estar sometidos al imperio de la Ley. En nuestra sociedad, que se define como democrática, debería existir y funcionar aquello de la división de poderes y cualquier decisión de un Gobierno debería justificarse convenientemente ante la ciudadanía. Vivimos en un país de pandereta en el que el Gobierno incumple todo su programa electoral, menos el que afecta a la decisión de las mujeres sobre el aborto, y no dimite nadie, y tenemos un Presidente que durante años no supo, o no quiso saber, que en su partido había señores que cobraban sobresueldos, él incluido, presuntamente, y que otro señor, El tal Bárcenas, estaba engordando sus cuentas en Suiza a costa de las finanzas de su partido, y ahí sigue, impertérrito, sin asumir su responsabilidad en ambos casos y diciéndonos que esto de la crisis ya está solucionado. Lo dicho, somos un país de indultos, ¿o no es un indulto ciudadano que este señor, Rajoy, siga aún de presidente?

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