domingo. 05.05.2024
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Opinión

Escuela rural

A mediados de los 80 se generó en nuestros pueblos un movimiento educativo muy reivindicativo que trabajó por asegurar el acceso del alumnado del medio rural a centros docentes ubicados en su entorno, con criterios de derecho universal. Se partió de una visión del mundo rural como hábitat con características propias en el que la escuela se convierte en el campo cultural, social y participativo de toda la comunidad, promoviendo modelos alternativos de relaciones, innovación y desarrollo del entorno, actuando como elemento aglutinador. La escuela rural de hoy conforma una comunidad educativa ubicada en un entorno y  un espacio que refuerza la cultura local y contribuye a crear vida en los municipios. Del pueblo que cuenta con una escuela se puede afirmar que toda la comunidad rural se convierte en agente educadora, en un claro ejemplo de heterogeneidad, integración y atención a la diversidad, en la que se favorece la pedagogía activa, facilitándose la participación del alumnado en el contacto directo con la realidad social y natural, con una convivencia mucho más rica y vínculos de relaciones entre docentes y discentes, con unos alumnos más receptivos y respetuosos. Los y las docentes de las escuelas rurales son polivalentes e integrales, en tanto que responsables de más de un nivel educativo, por lo que alcanzan una visión más global de la educación, del sistema educativo y de los problemas de la escuela. La consolidación de la escuela rural en Andalucía ha sido posible por la aplicación de políticas que han estimulado su defensa, su importancia e idiosincrasia, reforzándola con más profesorado especialista, orientadores, logopedas, y servicios de apoyo comarcales como el EOE y los CEP, contando también con más medios, como los recursos TICs. De hecho, la escuela rural se ha convertido en un lugar de renovación escolar y modelo educativo y social alternativo ante una sociedad urbana, homogeneizadora y consumista, en la que no cabe aplicar los ratios que la LOMCE actual pretende. A mediados de los 80 en Huelva, muchos profesores/as fuimos llamados a “filas” por un magnífico profesional del servicio de Inspección, Francisco Gomera, ayudado por otros profesionales de la Delegación como Antonio Casillas, que supieron encauzar todas las iniciativas que iban surgiendo en los colegios con el objetivo de ligar el futuro del medio rural al futuro de su centro educativo, en la medida de que si éste desapareciera, de igual modo afectaría negativamente a ese pueblo. Todos, Delegación, profesores, ayuntamientos, padres y madres, nos pusimos a trabajar para mantener nuestras escuelas abiertas porque entendimos que ello era esencial para impulsar nuestro desarrollo, asentar la población, vertebrar el territorio, igualando los derechos y oportunidades de nuestros hijos con los que viven en grandes núcleos urbanos. Aquellos esfuerzo trajeron que hoy, los proyectos ADERSA y ADERAN, en la Sierra y el Andévalo, sean un ejemplo de trabajo bien hecho en los que no caben autocomplacencias o conformismos, por lo que continuamente van renovándose, incorporando nuevas iniciativas con el único objetivo de que nuestras escuelas sean cada vez más un espacio de convivencia y de construcción de un futuro mejor. El pasado miércoles, uno de octubre, en Santa Ana La Real, presentamos el documental sobre escuela Rural que los Directores de todas las escuelas rurales de Huelva, decidimos realizar en defensa de nuestras escuelas. En ese mismo acto homenajeamos a Francisco Gomera y Antonio Casillas como muestra de agradecimiento por su esfuerzo de años en pro de la educación rural. Estuve en los inicios de esta andadura y he tenido la suerte de estar ahora. Gracias, compañeros, sin ustedes todo hubiese sido mucho más difícil.

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