viernes. 03.05.2024
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En Agosto, Rajoy, henchido de satisfacción, no dudó ni un momento en reclamar para él todos los micrófonos y cámaras de TV del mundo mundial. España era, más que menos, el único país de la UE que crecía, que generaba confianza, que estaba haciendo correctamente sus deberes, los que les impuso la profe alemana. Los datos del paro eran maravillosos, repito, según Rajoy, sin caer en la cuenta de que casi cuatro millones y medio de españoles seguían en las listas del paro esperando como agua de mayo un empleo, seguramente en precario, que es la nueva moda impuesta por la derecha económica gobernante. Miles de familias desprotegidas, contratos basura, algunos de un solo día, sirvieron a nuestro locuaz Presidente, sin plasma, ahora en directo a conveniencia de parte, para alardear de buena gestión y, ¡cómo no!, autoproclamarse, él y su partido, salvadores de la patria, que era lo que en realidad a él le hubiese gustado anunciar. Ahora, pasados unos días desde aquellas optimistas y atrevidas declaraciones, la realidad vuelve a abofetear su rostro con las cifras de desempleados. Estos crecen con 8.070 personas más sin empleo, disminuyendo al mismo tiempo los afiliados a la Seguridad Social en 97.582 personas. Ahora, a las duras, no hay carreras por atender a los medios, ni se anuncia a bombo y platillo los datos en todos los informativos, por lo que queda demostrado, por si aún no lo tenían claros, queridos lectores, que el paraíso terrenal no estaba aquí, que lo que pasó es que Rajoy se había despistado. Y era lógico que el Presidente, aún, estuviese subido por los cerros de Úbeda, puesto que a los datos recibidos en esos primeros días de agosto, se le unió, posteriormente, la venida, si la "venida", a tierras gallegas de la jefa Merkel, para acompañar a Mariano en un breve recorrido periodístico por el Camino de Santiago y una cena regada con Albariño, degustando los ricos mariscos de esa tierra. Entre copa y copa, centollo van, centollos vienen, hablaron de la colocación en Bruselas de las dos perlas de su gobierno, majóricas, no vayamos a confundirnos, De Guindos y Cañete, que vaya par de gemelos. De paso, la profe, le encargó nuevas apreturas de cinturón a su aplicado discípulo y que no dudara en aplicarlas a la mayor rapidez posible para que su país, Alemania por supuesto, siguiera siendo el timonel de esta nueva Europa donde la norma no es que ganemos derechos, sino que los perdemos a pasos agigantados. Y así seguimos, en un país que más bien parece el de "nunca jamás", entre datos desastrosos, venidas de líderes europeos, cifras económicas que nada dicen al ciudadano de a pié, más personas al paro y más familias enteras con todos sus miembros sin recibir ninguna prestación pública, que provocan que un Presidente, en vez de estar pidiendo perdón a diario a la ciudadanía por su gestión o marcharse para su casa, celebre mítines fin de vacaciones vendiendo humo y esperanza. Baje usted del atril, camine lo que quiera pero hágase acompañar de una persona en paro con una familia a su cargo. Pregúntele por cómo es su día a día, cómo se preparan sus hijos para el inicio del curso escolar, qué pagan de hipoteca o si ya les han desahuciado. Luego, si le quedan ganas, vuelva a subir al pedestal y reclame micrófonos y si tiene vergüenza dígales la verdad a los españoles. Anuncie ahora que hay más parados que cuando usted llegó a La Moncloa y que los contratos que se firman son casi en su totalidad, temporales o a tiempo parcial. Todo un logro personal y un éxito indudable de su gobierno.

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