martes. 30.04.2024
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Opinión

Malditos cursos de formación

Malditos cursos de formación

Aunque ya resulta difícil sorprendernos por algo, tengo que reconocer que aún es posible. Tengo un amigo que lo está pasando mal, como hay tantos, pero éste mal, mal, hasta el punto que muchos días desayuna un café, come un café y cena un café. Ha llegado a dormir en la calle y ahora reside en un piso que ha ‘ocupado’ junto con otros colegas que se encuentran en idéntica o parecida situación.

Gracias a la ayuda que recibe de algunos amigos y de asociaciones solidarias, que cuando pueden le entregan comida y algo de ropa, está tirando para adelante como puede.

Como es obvio está apuntando al paro y resulta que desde Empleo le llamaron hace unos días para participar en un curso de formación. La primera sorpresa fue que el citado curso consistía en limpiar durante unas cinco horas diarias las instalaciones de un centro comercial de Huelva. La segunda, y más preocupante, es que al final del periodo formativo sólo obtendría un título en el que se certifica que sabe perfectamente barrer.

Lo lamentable de todo esto es que los únicos que sacan tajada de esta historia son los de siempre: la empresa de contrato temporal, que recibe una aportación económica por seleccionar y configurar la ‘cuadrilla’ de las listas del paro, y la subcontrata adjudicataria de las labores de limpieza de esa gran superficie, porque con estos ‘supuestos operarios’ no solo cumple con su obligación de tener en perfecto estado de revista el centro comercial sino que además aprovecha la circunstancia para suplir las bajas y las vacaciones de sus trabajadores de plantilla sin tener costes adicionales. Por contra, las personas que sí han cumplido con su tarea y con su aprendizaje, y que en la mayoría de los casos necesitan con urgencia la entrada de algo de dinero en sus casas, no reciben en todo este proceso ni un solo euro.

Después de quince días barriendo, mi amigo ha vuelto a pedir ayuda para mantenerse en pié porque el certificado que le han dado, evidentemente, no le sirve para nada. Y menos cuando está en juego la subsistencia. Vamos, el poder llevarse un plato caliente a la boca todos los días.

Cuando hagan los típicos balance de final de año, desde la Delegación de Empleo se destacará con letras mayúsculas el elevado número de personas que se han beneficiado de los cursos de formación, la empresa temporal venderá los muchos empleos que ha proporcionado y la subcontrata en cuestión sacará pecho porque ha mantenido inmaculado un centro comercial, cuyos gestores desconocen esta triste realidad, gracias al esfuerzo de unos pobres desgraciados.

Qué vergüenza.

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