martes. 30.04.2024
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Opinión

Las migrañas de Cortázar

Las migrañas de Cortázar

De Cortázar me llama la atención muchas cosas. A veces incluso me estresa, se fue un año antes de que yo apareciera y siento que me dejó una herencia artística que no tengo vida suficiente para leer – en el sentido más amplio del verbo-. 'Rayuela' del instituto nada tiene que ver con 'Rayuela' de la universidad, y ni mucho menos con la que empecé a releer ayer. Estoy convencida que mi empatía con él viene por su manera filosófica de entender la vida. Cortázar miraba la realidad, la veía y se negaba solo a contemplarla. Se encarga de buscar la autenticidad y el sentido profundo de lo que ocurría a su alrededor - con lo incómodo que puede llegar a ser, pero lo sano que es-,

En sus textos es como si nos pusiéramos unas gafas especiales para dejar nuestro punto de vista convencional y así llegar al fondo, a lo auténtico, al misterio que está sin resolver ante nuestra mirada. Y es que ofrece una perspectiva diferente de la realidad, es otra dimensión. Un auténtico mago para el que no existe línea de tiempo ni de lugar, juega a dar saltos, y nosotros participamos de ese juego, asumiendo sus reglas, su manera de unir las palabras para llegar a una literatura fantástica que cautiva.

Cortázar es infinito, como la vida misma, sus libros están llenos de esas reflexiones que son casi sentencias. Tan infinito, que treinta años después de su muerte todavía existe alguna sorpresa guardada; en septiembre verá la luz su libro póstumo «La puñalada/El tango de vuelta» fue publicado el 15 de febrero de 1984, un día después de su muerte, pero que no ha llegado a publicarse en castellano.
Pero entre tanto producción literaria también tuvo tiempo para interesarse por la política, por la realidad social, lo que le condujo a pasar de ser un emigrado voluntario a un exiliado. Su viuda, también Argentina, recuerda: «Cuando Julio se va, el país tiene una historia política lamentable, Antes de irnos, Julio tenía migrañas y fue a un médico que, tras examinarlo, le dijo que lo que tenía no era una enfermedad, sino un estado de opinión»,

Cortázar dio un giro cuando en uno de sus viajes se dio cuenta que el ser humano sufría. Cualquier efeméride es buena para recordar a alguien que nació y puso empeño en cambiar el mundo, al menos despertó conciencias. Las páginas de Cortázar son como un pasaporte a la reflexión, un billete al origen, un viaje mágico y verdadero que no debemos perdernos.

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