viernes. 03.05.2024
El tiempo
Opinión

Divina Providencia

El otro día escuchaba hablar a un cura (Jesús Castro) y a un presentador de televisión de la divina providencia. Inevitable indignación la mía, no porque hablaran de la divina providencia si no porque la utilizaran para justificar el mal ajeno. Y es que yo no sabía que en el cristianismo se contemplaba el rencor.

Siempre creí más en el segundo mandamiento: amarás al prójimo como a ti mismo. Cierto es que el enunciado es interpretable, pero no recuerdo letra pequeña en ninguno de los mandamientos de Jesucristo, más bien gestos de humildad y evangelización en su trayectoria. Al margen de las creencias religiosas, el cristianismo, considero que inculca valores que ayudan a la buena convivencia. Pero también incitan a la resignación y el conformismo.

Platón ya hablaban de la divina providencia y muchos han sido los literatos que han utilizado esta figura para justificar tramas y desenlaces. Como yo no conozco a la providencia divina prefiero no dejar nada en sus manos ni tampoco atribuirle nada de lo que suceda, ni para bien ni para mal.

Ahora es tiempo de acción, de no esperar a que las cosas vengan si no de salir a buscarlas. La honradez pasa, en estos momentos, en decir claro y fuerte, lo que pensamos. Aunque podamos no tener razón. Lo importante es reivindicar aquello que consideramos que nos pertenece, porque la vida consiste en dar pasos y no entiendo una manera de caminar que no sea hacia delante.

Odio las mayorías absolutas, los pensamientos globales, las circunstancias predeterminadas y las ideas deterministas. Tener una meta, un proyecto es la mejor forma de vida (al menos para mí), un antídoto para el alma y para el cuerpo. Pero para que nuestra intenciones se conviertan en realidades hace falta valor y coraje, preguntarse cada día cuál es nuestro fin en el mundo. Porque esto no es un planteamiento filosófico si no más bien una exigencia, si nos examinamos más o nosotros mismos dejaremos de poner la pupila en el vecino y seremos más felices. Porque el objetivo de todo ser humano es alcanzar la felicidad, por muy difícil que sea, pero no hay objetivo más maravilloso que alcanzarla. Las hojas de nuestra historia están en blanco, el universo es amplio, los caminos son muchos y se cruzan, no importa en que cojamos porque siempre habrá una señal de cambio de sentido.

El silencio de hoy es una sentencia condenatoria para nuestro mañana, como lo es nuestra capacidad para relativizar todo lo que ocurre y no nos gusta.
Todo es demasiado complejo como para dejarlo en manos de la providencia, por muy divina que sea y mucho menos al antojo de los dogmáticos.

Comentarios