sábado. 20.04.2024
El tiempo
Opinión

El tiempo es tuyo

Josefa Álvarez Cruzado, Doctora en Psicología, escribe sobre el aprovechamiento del tiempo y el disfrute de cada momento.
Recreación del paso del tiempo
Recreación del paso del tiempo

REFLEXIONES DEL MAESTRO (TAI) THICH NHAT HANH

Cuando comencé a leer a este autor, monje budista y activista por los derechos humanos, me impresionó y cautivó la sencillez de sus palabras y la gran profundidad de sus enseñanzas.

A través de una amena lectura, se accede a sus propias experiencias y a las reflexiones que de ellas extrae. No plantea grandes cuestionamientos porque las raíces de sus enseñanzas se hunden en lo más genuino y cotidiano de la vida, realidades que todos podemos vivir en un momento u otro.

Uno de los problemas actuales  al que nos tenemos que enfrentar es la falta de tiempo o dicho de otro modo, la gestión del tiempo. Nuestra agenda está cargada de tareas a las que hemos de hacer frente, de responsabilidades y compromisos que percibimos como “obligaciones”, y que pueden formar parte tanto de nuestra vida personal como profesional. A esta realidad se unen las diferentes opciones que tenemos de actividades lúdicas o de ocio a las que hoy día, en mayor o menor medida, podemos aspirar.

El resultado de todo esto, es que vivimos sobrepasados. En la vida cotidiana estamos deseando que pase un tiempo y una actividad concreta para lo que viene después, por ejemplo, deseamos que termine la jornada laboral para llegar a casa o salir con amig@s, pero cuando estamos en este nuevo escenario, la sensación es la misma, tampoco disfrutamos de ese momento porque seguimos adelantándonos a lo que viene después.

Este funcionamiento se denomina “Piloto Automático”.

Thich Nhat Hanh, nos comparte una reflexión en su libro “El Milagro del Mindfulness”, relacionada con la gestión del tiempo.

Alien me dijo: «He descubierto la forma de tener mucho más tiempo libre. Antes consideraba el tiempo como si estuviera dividido en varias partes. Una parte estaba reservada a Joey, otra a Sue, otra a ayudar en el cuidado de Ana y otra a las tareas domésticas. Y el tiempo que me quedaba lo consideraba mío. En él podía leer, escribir, investigar, salir a pasear. Pero ahora intento no dividir más el tiempo en partes. Considero el tiempo que paso con Joey y Sue como si fuera el mío. Cuando ayudo a Joey a hacer los deberes, intento verlo de este modo. Repaso con él las lecciones que ha de estudiar, disfrutando de su presencia y encontrando la forma de interesarme por lo que estamos haciendo en ese rato. El tiempo que le dedico se convierte en mi propio tiempo. Y con Sue hago lo mismo. ¡Lo más increíble es que ahora tengo un tiempo ilimitado para mí!».

Alien sonrió mientras hablaba. Me quedé sorprendido. Sabía que Alien no lo había aprendido de ningún libro, era algo que había descubierto por sí mismo en la vida cotidiana.

Considerar cada momento como único y susceptible de ser experimentado, nos lleva a conectar con el y vivirlo de forma consciente. Es una experiencia que bien merece la pena experimentar.

Pero además de ser conscientes de la gestión del tiempo, hay otro aspecto fundamental a tener en cuenta y es la forma en la que vivimos esas experiencias concretas a medida que se suceden, porque de ello depende en gran medida nuestra percepción de estrés o bienestar en nuestra vida cotidiana.

Thich Nhat Hanh, de nuevo,  nos aporta una reflexión al respecto:

En Estados Unidos tengo un amigo íntimo llamado Jim Forest. Cuando lo conocí hace ocho años, trabajaba con la Hermandad Católica para la Paz. El invierno pasado Jim vino a visitarme. Yo normalmente lavo los platos después de cenar, antes de sentarme a tomarme una taza de té con los demás. Una noche Jim me pidió si podía lavar los platos. Le dije: «De acuerdo, pero si vas a lavarlos tienes que saber el modo de hacerlo». Jim me respondió: «¡Venga ya!, ¿te crees que no sé cómo lavarlos?». Y yo le repuse: «Hay dos formas de lavar los platos. La primera es para que queden limpios y la segunda, por el simple hecho de lavarlos». Jim se quedó encantado y respondió: «Pues elijo la segunda, la de lavarlos simplemente por lavarlos». A partir de entonces Jim supo cómo lavar los platos. Le transferí la «responsabilidad» durante toda una semana.

Si mientras lavamos los platos, estamos pensando sólo en la taza de té que vamos a tomarnos al terminar, apresurándonos para sacárnoslos de encima lo antes posible como si esa tarea fuera un fastidio, entonces no estamos «lavando los platos simplemente por lavarlos». Además, mientras los lavamos no estamos vivos. En realidad, mientras estamos de pie ante la pileta no podemos percibir el milagro de la vida. Y si no lavamos los platos, lo más probable es que tampoco podamos tomarnos una taza de té. Mientras nos la tomamos, estaremos pensando en otras cosas y apenas seremos conscientes de la taza que sostenemos entre las manos. De ese modo nos dejamos arrastrar por el futuro y somos incapaces de vivir en el presente ni siquiera un minuto de nuestra vida.

La sensación de que una tarea es un fastidio desaparecerá pronto si la realizas siendo consciente de ella.

Experimentar con consciencia es disfrutar del “milagro de la vida”.

Material extraído por Josefa Alvarez Cruzado, Doctora en psicología