viernes. 03.05.2024
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Opinión

Madrid

Perdonen que hoy les hable de mi pueblo. De Madrid. No les voy a martirizar con los festejos que se preparan para honrar el 15 de mayo al patrón de la villa y corte, San Isidro. Ni lo engalanada que está la fachada del ayuntamiento, en la Cibeles, con sendas banderas del Madrid y del Aleti como flamantes finalistas de la Champions, que se celebrará en Lisboa en ya menos de dos semanas. Me voy a referir al día de hoy, mañana de domingo cuando escribo. Seguramente, cuando me lean ya todo habrá pasado y la ciudad habrá recuperado su aspecto de siempre o estará en camino.

Les pongo en antecedentes de que el equipo de Gobierno municipal, en manos del Partido Popular, tiene en mente un proyecto ambicioso para los próximos años de expulsar a los coches del centro. Más radares fijos, más presencia de la grúa, más multas por estacionamiento indebido (esta idea no sé cómo la habrá encajado Esperanza Aguirre)… Todo ello con el fin de fomentar el transporte público, reducir los índices de contaminación y, por supuesto, recaudar dinerito para las arcas municipales.

Antes de seguir adelante, aclaro que no me parece mal. Yo uso muy poco el coche en la ciudad y cualquier medida tendente a que quien lo utilice lo vaya dejando en casa, bienvenida sea. (Seguramente, quien haga del vehículo particular su medio de trabajo, no estará de acuerdo).


Bueno, pues estas iniciativas que buscan hacer una ciudad más amable, con menos coches, van a tener hoy/habrán tenido hoy una especie de ensayo general. En buena parte del centro será imposible circular (incluso en transporte público de superficie, con muchos cortes y desvíos) debido a: la Carrera de la Mujer, de 9 a 11.45 horas; un desfile de moteros del Club Harley-Davidson de España, desde las 11.45; una carrera de caballos en la zona donde hace 83 años se asentaba el hipódromo de Madrid (en la Castellana, revestida de toneladas de arena), de 11 a 14; y el Día del Niño, desde mediodía y hasta que anochezca (y en Madrid anochece ya a más de las 9 de la noche).

¿Me parece mal todo este plan de festejos? No, en absoluto. Si acaso, podía haberse repartido mejor para posteriores fines de semana, pero la primavera de Madrid bien se lo merece. Y también me parece estupendo el lugar donde está enclavado. Lo que me sorprende es que la alcaldesa, Ana Botella; el presidente de la Comunidad, Ignacio González; la presidenta del PP, Esperanza Aguirre; o hasta el “gran jefe”, José María Aznar, no hayan puesto el grito en el cielo y hayan pedido su traslado a la Casa de Campo. O más lejos. Así lo vienen reclamando cuando hay una manifestación/concentración contraria a sus intereses (colectivos feministas, gays, indignados, sindicatos…). Todo lo que tenga un tinte izquierdista o, simplemente, no jalee sus políticas, no puede reivindicarse por el centro de Madrid. Causan trastornos de tráfico, suciedad, incomodidad para el resto. ¡Fuera, fuera!

Y no se acuerdan la que montaban en Madrid cuando gobernaba Rodríguez Zapatero. No había fin de semana en que las calles de la capital (del centro) no estuvieran tomadas por miles de personas convocadas por la derecha insultando al presidente del Gobierno, concentradas contra cualquier amago de diálogo para acabar con el terrorismo, celebrando misas multitudinarias presididas por Rouco a favor de la familia… De todo ello daba fe la televisión autonómica, Telemadrid, que hasta llegó a usar un helicóptero de los bomberos para cubrir una manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Y cuando la propia Policía se planteó denunciar esa práctica, ahí estaba Esperanza Aguirre para criticar que hubiera “gente que no quiere que se tomen imágenes de una manifestación donde probablemente haya habido más de un millón de personas”. El derecho a la información del que ahora tan poco se acuerdan entonces era vital.

Sí, se les ve el plumero. Pero mientras nos dejen, disfrutaremos.

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