jueves. 25.04.2024
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Opinión

Iñaki

NO SABES LO QUE TIENES EN CASA…

…Iñaki. Una mujer, tu esposa, que confía ciegamente en ti.

No, no creas que en eso te envidio. La mía, que yo sepa, me cree en que todo lo que digo y hago, y tiene fiel correspondencia. Pero, claro, ninguno de los dos estamos en vuestra situación. Mi mujer es muy preguntona (y, además, en materia de cuentas, ella sabe más que yo). Por eso, digo que tienes mucha suerte.

Porque lo normal, cuando uno –una- ve que la cuenta corriente engrosa, y de qué manera, sin que se le dé motivos para ello, es preguntar. No ha habido herencia –quiera Dios que tarde en producirse-; tampoco está detrás una quiniela, una primitiva, la lotería…, o, al menos, no lo ha hecho constar; su nómina tampoco ha sufrido un gran cambio (como en el caso de la lotería, que se sepa por ella misma).

Ayer, sábado, tuvo una inmejorable ocasión para decir: “mire usted, señoría (por el juez), he tenido mucha suerte en la vida, fundamentalmente en estos últimos años. Me ha tocado la lotería no sé cuántas veces, en la quiniela no fallo una, en el euromillones me llevo yo todos. Tengo mucha suerte, lo reconozco”. Y, seguramente, el juez podría haberle creído. (Inciso: tampoco sería el primer caso. Ahí tenemos al que fuera presidente de la Diputación Provincial de Castellón y presidente del PP castellonense, Carlos Fabra, que dijo que no había cometido ningún delito contra la Hacienda Pública, sino que todo el dinero amasado había sido fruto del azar, un azar que le repercutió favorablemente en más de 2 millones de euros jugando a la lotería desde el año 2000).

Pues no, Cristina –perdón, doña Cristina- se escudó una y otra vez en su confianza sin límites en su marido. Y cuando, a tenor de las preguntas, esa respuesta no encajaba, echó la culpa al desconocimiento o a la falta de memoria. Lógico, por otra parte, en una mujer muy ocupada: ama de casa, cuatro hijos, trabajadora por cuenta ajena y con obligaciones oficiales que conllevan un centenar de viajes al año, dos por semana. Con tanto trajín no hay ser humano que se acuerde de lo que uno hace o deja de hacer.

En fin. El tiempo dirá si el juez se ha sentido conmovido por esa declaración de amor hacia un hombre hecha por una mujer en un juzgado. Que se sepa, le ha parecido pero que muy bien que ella haya dado clases de flamenco (como andaluz que es, el magistrado, me refiero), mejor que de salsa. Pero, no creo que ese dato vaya a influir mucho en el resultado final de si Cristina –perdón, doña Cristina- es procesada o no.

Mientras tanto, Iñaki, cuídala.

O, ¿realmente tanto cariño reconocido no deja de ser una faena?

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