jueves. 28.03.2024
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Opinión

Carolina

Hace más de diez años, la Federación Española de Bádminton puso en marcha la campaña “Se busca campeón” con el objetivo de dar a conocer un deporte con escasa presencia en nuestro país. El proyecto sigue adelante, pero el campeón ha aparecido (la campeona, para ser exactos). Así, no es de extrañar que en Huelva, su tierra natal, se encuentre en boca de todos más que en ningún otro sitio. Al igual que hace muchos años un tal Manolo Santana popularizó el tenis o, más tarde, otro tal Severiano Ballesteros llevó al mundo terrenal el golf –se le tenía por un deporte de “señoritos”-, ahora es una mujer, Carolina Marín, quien está sacando del anonimato una práctica deportiva que se empezó a jugar en España hace unos 40 años, en Galicia, aunque hasta 1985 no se fundó la Federación Española. En la actualidad hay unas 7.000 licencias federativas (en China, 100 millones) y un número rondando los 25.000 en cuanto practicantes.

Bien verdad que antes de ella ha habido otros. Por ejemplo, David Serrano, campeón de España entre 1990 y 1996, y primer jugador español en participar en unos Juegos Olímpicos, en Barcelona 92. O Yoana Martínez, quien en la cita olímpica de Pekín, en 2008, consiguió la primera victoria de la delegación española en este deporte en toda su historia. Fue cuatro años después, en Londres 2012, cuando comenzamos a saber de Carolina Marín. Ahí, a sus 19 años, tuvo su primera experiencia en la alta competición. Todavía, al menos fuera de Huelva, poco sabíamos de ella. Y, sin embargo, en dos años empezamos a asistir al “boom Carolina” con la consecución de sus primeros títulos europeo y mundial. Ahí, los menos avezados en este deporte comenzamos a sentir curiosidad por esta chica onubense de permanente sonrisa. Hasta el canal de deportes de TVE se vio en la necesidad de retransmitir sus partidos, al menos aquellos en los que tenía opciones de llevarse el triunfo.

Si 2014 fue su meteórico despegue, 2015 está siendo el de la consagración. Después de tres títulos tan importantes como el All England y los Abiertos de Malasia y Australia, su vista estaba puesta en llegar a lo más alto de la clasificación mundial. Cuando hace unos días era eliminada en primera ronda en Indonesia, parecía que se esfumaba el sueño de alcanzar el primer puesto y Carolina lo sentía sobre todo por sus seguidores, característica que empieza a compartir con los grandes campeones. Pero no se desanimaba: “la gente más fuerte no es la que siempre gana, sino la que nunca se rinde cuando pierde”, escribía en su cuenta de Twitter. Dicen que su fortaleza mental se parece a la de Rafa Nadal, su ídolo.

No contaba con que los hados están de su parte y con que tiene la suerte de los campeones. Una carambola, las también derrotas de sus dos grandes rivales, ha propiciado que a día de hoy, y a falta de que el jueves se haga oficial, sea la número 1 del mundo. En un deporte dominado por las asiáticas, se trata de la primera europea que lo logra desde 2010… y la primera española desde siempre. Hace un año no estaba ni en el ‘top ten’. Ocupaba el puesto undécimo.

El Comité Olímpico Español se ha hecho eco, alborozado, de tamaña hazaña, algo que contrasta con la tranquilidad que irradia la propia Carolina, al subrayar –lo podemos leer en otro lugar de este diario- que ella se preocupa sobre todo de seguir trabajando. Lo demás vendrá por sí solo. Como ha venido. Y como vendrán los éxitos en los Juegos de Río. Con esta jovencísima onubense, que en su día dejó el baile flamenco por el bádminton, podemos haber ganado ya la primera medalla.

Ángel Ocaña Vicente
Director Mi Jardín, Bricolaje y Decoración, y Cómo Funciona

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