jueves. 28.03.2024
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Opinión

Siempre hay un camino a la cima

A mi parecer el mundo está lleno de cadenas.
Siempre hay un camino a la cima

A mi parecer el mundo está lleno de cadenas. No todas son iguales, ni esclavizan igual, pero esclavizan al fin y al cabo. Tiene cadenas aquel que necesita tomarse tres copas para cerrar un acuerdo de negocios importante, pero igualmente es esclavo aquella persona que no puede vivir sin su pareja, aunque en la relación haya más necesidad que amor.

Es esclavo aquel joven que tiene que hacer la tarea para clase para jugar al videojuego, pero mientras hace la tarea no puede quitarse de la cabeza la necesidad de jugar que tiene, o incluso rechaza estar con sus amigos por estar jugando con “sus amigos del videojuego” que uno vive en Barcelona, otro en Valencia y otro en Pekín. Ganando partidas y perdiendo sensaciones reales.

Esclava o esclavo aquella chica o chico que sale a pasear por el centro y no puede irse a casa sin haber comprado algo de ropa, aunque sea algo accesorio de poco valor, que además rara vez se podrá.

Con la época de crisis que tenemos se han perdido muchísimos puestos de trabajo, pero también la calidad de los trabajos que han sobrevivido o surgido ha cambiado. Ahora existe tensión y miedo a perder el trabajo.

La incertidumbre de lo que ocurrirá con el Covid ha hecho de nuestro entorno laboral un mundo que genera ansiedad y una percepción del futuro inestable. Antes importaba más vivir, ahora importa más cómo vivir.

Todo esto ha propiciado esclavos del trabajo. Personas que echan diez horas al día, cobran cuatro y cotizan una. Y pasan el resto de horas del día pensando en el trabajo, afectando gravemente a la calidad del tiempo que pasan viviendo. Entonces la cadena del trabajo no se rompe, porque cuando se supone que debería comer, trabaja, cuando se supone que debería descansar, trabaja, cuando juega con sus hijos… trabaja, mentalmente siempre trabaja.

Somos esclavos de los relojes, de las obsesiones materiales e incluso de las opiniones.

Por el trabajo que llevamos en consulta nos permite conocer otro tipo de cadenas que en la sociedad pasan más desapercibidas, como puede ser la cadena que a una madre no le deja hacer libre a su hijo, y esto le está destrozando la vida a ambos, o la cadena a la comodidad y a la pereza que hace a un hombre o mujer odiarse por esos kilos que le sobran o su vida desordenada, pero hacer algo por cambiar esa situación supone un coste demasiado alto para su voluntad, con lo cual permanece eternamente en el bucle infinito de auto reproche.

Cadenas que destruyen la autoestima de cualquiera, como la cadena a la perfección, tan peligrosa como irreal, pues nunca tendrán la sensación de que todo está perfecto, siempre faltará un pequeño detalle que hará que el resultado no sea lo suficientemente bueno para sentir satisfacción. La cadena de la perfección implica que la persona siempre creerá que es una fracasada, porque nunca será perfecta.

Existen las cadenas pensamientos, la esclavitud a la culpa, aunque creo que lo más frecuente es la esclavitud a los miedos.

¿Y tú tienes alguna cadena que te ate y te impida ser libre? ¿Quieres que hablemos de ello?

Lo que hoy te propongo es que te analices, que pienses en lo que quieres conseguir en tu vida, los objetivos que te has planteado, en qué quieres mejorar. Ahora quiero que pienses si tienes alguna cadena que te frene, si algo de lo que haces (o no haces) te está alejando de eso que quieres conseguir por ejemplo estudiar más, ser más productivo, ser mejor padre/madre, conseguir ser más flexible con los demás, ser más perseverante, más constante o más bueno/a contigo mismo/a, etc. Piensa qué cosas te restan libertad en algún sentido.

Después pon en una balanza si te merece la pena seguir manteniendo esa cadena, a lo mejor a corto plazo te beneficia, te alivia, pero a largo plazo… no te deja avanzar. Ya sabes lo que dicen, no cuenta como infierno si te gusta como quema.

La tercera parte que te propongo es planificar el primer pequeño paso para liberarte, si se trata de un objetivo complicado, divídelo en pequeños pasos más simples, pasos que sean factibles, que sepas hacer, y que te acerquen un poco a lo que quieres conseguir, si puedes hacerlo solo adelante, si necesitas ayuda pídela, porque generalmente, el segundo paso solo ocurre después del primero. Comienza a caminar, porque “por muy alta que sea una montaña, siempre hay un camino que lleva a su ciMa”.

Este es Tu Espacio de Psicología, si quieres que hablemos de algún tema que te preocupe o del que quieras saber más, contacta conmigo a través de mi email o WhatsApp.

Ana Bella Vázquez Gento, Psicóloga de ciMa Atención Psicológica Huelva.

640563584 – [email protected]