jueves. 02.05.2024
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Opinión

Hoy

Hoy es un día más, común y exclusivo a la vez, como la vida de cada cual. Un hoy ocupado en construir vida, tan él mismo como cualquier día, tan solitario él, con su luz, con su cosmos y sus cosas, con su cielo, con sus nubes allí y allá lustrosas y pacíficas como blancas vacas sesteando en los prados del aire. Yo lo he visto asomado a la ventana. A este hoy me refiero. Lo he visto de pronto asomado a la ventana de mi habitación propia. Qué luz tan especialísima, me he dicho. De tanto darla por supuesto había dejado de verla. Al menos como la he visto en este hoy que se que todas las formas de mirar parcialmente, sea desde la costumbre, el hábito, el partidismo y demás ismos, las pre – ocupaciones o las post, hacen invisible muchas cosas.

Me pregunto cuántas formas de mirar hacia los lados ha desarrollado y ha hecho prosperar el ser humano. Al potencial liberador, a la luz de un hoy apostada en las ventanas de nuestros encerramientos nadie parece echarle cuenta. Pero está. Igual ni la ven, me digo. Podía anunciarla yo. Podía decir “parad un momento y mirad, mirad la luz de hoy aquí mismo en las ventanas de nuestra alma. Es la misma que comunicó a Lennon que “la vida es lo que pasa cuando estamos ocupados haciendo otros planes.” ¿Viene a decirnos lo mismo a nosotros?. Podía anunciarlo yo pero no digo nada. Callo por no escuchar un “déjate de tonterías que estamos ocupados.” Así es como el temor fabrica en mí su silencio cómplice. Cuando se guarda silencio no te incordian. Saben que a quien desde el miedo mira el miedo le paraliza. Por eso se tejen con los dúctiles hilos del miedo innumerables silencios y parálisis. Hay expertos para lograr un grado de parálisis rentable. Expertos en dosificar con mano avezada binomios de Política y Miedo, Economía y Miedo, Religión y Miedo. Ahora añadimos un parón brutal, ahora apretamos las clavijas a los de abajo, ahora aflojamos un poco y les sabe a gloria, un veinte por ciento de subida de empleo, aflojamos, no sea que el mucho miedo se transforme en arrojo.

A mí más que miedo me da lástima. Me da lástima tanta mirada ciega de arrogancia, de avaricia, de osadía, de ignorancia, tanta mirada de yoes inquebrantables convencidos de que su mirar es luz de los días. Lástima. Y quisiera una que fueran de otra manera las cosas. Menos partidistas. Mucho menos. Quisiera una que la luz de hoy – otro pensamiento, otra praxis, otra economía, otra esperanza, la fe en que juntos somos capaces de hacer un mundo mejor - rescatara a todas las miradas del ámbito de las cegueras que nos paralizan. Que las limpiara de limitaciones como quien quita mugre adherida a la superficie de un diamante. Que devolviera así su maravilloso potencial de libertad, alegría y sosiego a nuestra mirada. Sin miedos.

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