martes. 21.05.2024
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El lince ibérico, más cerca de perpetuar su especie

La supervivencia del lince ibérico está más cerca. Los diferentes proyectos Life y la cria en cautividad han logrado que el felino más amenazado del planeta sortee las amenazas que se cernían sobre la especie. Aun así, el hombre sigue siendo su mortal depredador.
El lince ibérico, más cerca de perpetuar su especie

La supervivencia del lince ibérico está más cerca. A expensas de que las administraciones den a conocer el último censo de la especie, todo hace indicar que los más de 1.100 ejemplares contabilizados en la península ibérica durante el 2020 se verán incrementados después de la solvencia mostrada por el proyecto Life. 

     El optimismo no es nuevo. En 2015 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicaba su Lista Roja de Especies en Peligro y lince pasaba de estar “en peligro crítico” a estar “en peligro”. Una rebaja en la calificación que, en cualquier caso, está circunscrita a un dato meramente matemático: si en 2002 el número de ejemplares adultos ascendía a 52, diez años mas tarde (2012) las cifras se han triplicado, llegando hasta los 156. De ahí, la curva de nuevos felinos ha seguido creciendo de manera sostenible.

     Sólo en Andalucía el Proyecto Life Lynxconnect, que lidera la Junta de Andalucía, apuntaba que la población del lince había crecido un 10,7% hasta contabilizarse 506 ejemplares distribuidos por una superficie que supera los 1.600 kilómetros cuadrados

     En sus comparecencias públicas Javier Salcedo, director Coordinador del LIFE Lynx Connect ha ensalzado las bondades del programa para sacar de la ‘UCI’ al felino gracias a los cuatro programas que se han desarrollado desde el año 2002 y que, a pesar de los contratiempos se ha revelado crucial para garantizar el futuro de la especie y que mayormente en Doñana y en menor medida en el territorio español el lince sobreviva al progreso humano. En el último de los programas se han presupuestado 18 millones de euros, de los cuales el 60% corre a cargo de la cofinanciación de la Comunidad Europea. 

     Pero a pesar de los numerosos fondos económicos, el camino para salvaguardar la especie no ha sido fácil. A principio de la década una patología renal endogámica puso contra las puertas a los responsables del Plan de Cría en Cautividad y, en concreto, a la Directora del Programa a cuyo frente se encontraba la científica Astrid Vargas. Las necropsias que se le practicaron desconcertaron a la comunidad científica. La patología sólo afectaba a los animales criados en cautividad, si bien el 40% de los felinos se encontraban afectados.  En primera instancia se estimó que se trataba de una glomerulonefritis membranosa, una enfermedad del riñón que ya afectó a la especie desde el 98 al 2006.

     Las cifras demuestra el buen hacer de las administraciones y colectivos conservacionistas, si bien todavía estamos lejos de alcanzar el censo de la década de los 60, un siglo XX donde el iconográfico felino dominaba gran parte del territorio español: Salamanca, Madrid, Cáceres, Toledo, Ciudad Real; mientras que en Andalucía hacía lo propio desde Granada pasando por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y el Algarve portugués. Las camadas en Aragón o en Galicia eran testimoniales, pero aun así sus huellas podían ser avistadas por quienes conocían su hábitat. 

Un lince cuida de su camada

     Los baluartes del incremento de la especie lo encontramos en los cinco Centros Nacionales de Cría de Lince Ibérico (CNRLI) situados en el Acebuche, (Huelva), La Olivilla (Jaén), El Zoobotánico de Jerez (Cádiz), Zarza de Granadilla (Cáceres); y Silves, en el Algarve Portugués. 

     El incremento de los cachorros nacidos en cautividad ha sido fundamental a la hora de incrementar el número de ejemplares vivos de la especie. Pero este es sólo el primer eslabón de la cadena. El fin último es su reintroducción en su hábitat natural, donde han de desenvolverse frente a los riesgos de la vida salvaje que implica cazar alimentos y esquivar la parca que acecha principalmente en forma de cazador o automovilista. Además, los animales tiene que ‘aprender’ técnicas de apareamiento con otras hembras y diversificar con ello el material genético. Para ello existen ocho zonas de reintroducción en territorios como Mértola, Valle del Matachel, Sierra Norte de Sevilla, Montes de Toledo, Guadalmellato, Campos de Calatrava  y Guarrizas.

      El gráfico elaborado por WWF muestra el buen estado de salud de la especie. 

   El instinto cazador del lince no se ha ‘aburguesado’

     Uno de los temores que siempre ha suscitado entre los distintos responsables que han estado al frente del programa de Cría en Cautividad es las dificultades que encontraría el felino a la hora de desenvolverse en un hábitat salvaje. Sin embargo, ninguno de los ejemplares nacidos en cautividad se han visto aburguesado o perdido su ‘apetito’ por la caza. Su instinto depredador se mostraba impertérrito y sus garras se movían con la misma soltura y empuje que sus hermanos nacidos en libertad. 

     Sin embargo, los expertos indican que la clave no es si el lince sabrá adaptarse a un entorno salvaje e inhóspito donde el humano lejos de ser su aliado es un depredador más que puede darle caza desde el furtivismo como de manera accidental al volante de algún vehículo. En este sentido, la supervivencia de la especie está supeditada al hecho de las administraciones sean capaces de preservar su ‘hogar’, caracterizado por amplias zonas de matorral y monte mediterráneo. 

El instinto cazador del lince se mantiene afilado incluso los nacidos en cautividad

    El hombre sigue siendo su único y gran depredador

     Juan Romero, responsable de Ecologistas en Acción en Huelva, ensalza el compromiso de las instituciones a la hora de poner en marcha los distintos programas LIFE, si bien insiste en la necesidad “no repetir viejos errores” adoptando medidas correctoras que le permitan sobrevivir a su gran depredador: el hombre. 

     Romero indica que, en 2021, se produjeron cinco atropellos mortales mientras que un sexto animal perdió la vida tras el disparo de un furtivo cerca del Guadiamar. Peor fue el año 2020. A pesar de que la pandemia provocó que descendiese de manera abrupta el número de desplazamientos por carretera en 2020 hasta 11 ejemplares perdieron la vida, la mayor parte en la carretera A-481 que conecta Villamanrique, Chucena e Hinojos. El líder conservacionista detalla que los grandes puntos negros están “perfectamente detectados” de ahí que reclame inversiones que garanticen la conectividad y señalizaciones para reducir la velocidad en los tramos más conflictivos. 

La población del Lince en el mundo llegó a caer por debajo del centenar de ejemplares