miércoles. 24.04.2024
El tiempo

Huelva descubre a sus monstruos, megafauna y a sus sorprendentes ancestros

Varios trabajos científicos crean una enorme expectación por el pasado de estas tierras: desde la megafauna a increíbles y enormes monstruos marinos, pasando por huellas de neandertales. La Huelva de hace 106.000 años revive del barro.
Huelva descubre a sus monstruos, megafauna y a sus sorprendentes ancestros

Parece que venía huyendo de los hielos que por aquella época pre-Filomena ya amenazaban con congelarlo todo… y lo helaron. Aunque apenas unos rinconcillos del globo terráqueo escaparon de aquella gran helada tipo ‘El día de mañana’ (Roland Emmerich, 2004).

Fue entonces, hace 106.000 años, cuando se pasearon por aquí, por las entonces ignotas tierras de Huelva los neandertales y una megafauna espectacular. Animales inmensos de los que no había hasta ahora rastro, evidencias tan al sur. O por lo menos nadie las había identificado y eso que estaban en plena playa almonteña y de Doñana, uno de los espacios más investigados del orbe.

Así que los monstruos de Huelva comienzan a ver la luz al calor de nuevos hallazgos y conocimientos fósiles. Derretidos en laboratorios y ‘medidos’ por el sesudo estudio de huellas fosilizadas aparecidas en las tupidas y efímeras arenas de la vasta extensión del Parque Nacional de Doñana que ya conociera la leyenda de la Atlántida de Platón. Fueron los trabajadores del Parque Nacional de Doñana los que descubrieron de manera casual la aparición de huellas fósiles en la playa del Asperillo

Ahora, el estudio de las huellas fosilizadas ha ‘descubierto’, entre otros terribles monstruos, al tatarabuelo del ibérico de bellota. Un enorme jabalí que pesaba 300 kilos. Casi 100 más que un gorrino tipo de hoy. Qué buenos perniles, aunque magros, daría el suido ancestral.

La historia del jabalí que huía de las nieves eternas ha sido narrado por los investigadores Carlos Nieto, del Unesco Naturtejo Global Geopark y la Universidad de Lisboa; Fernando Muñiz, de la Universidad de Sevilla; Joaquín Rodríguez y Belaustegui, de las universidades de Huelva y Barcelona. El trabajo completo se ha firmado y publicado en la revista Palaios.

La mina donde están apareciendo estos y otros restos parecidos está ubicada en el acantilado del Asperillo, junto a Matalascañas. Un lugar donde no hace mucho tiempo querían ubicar un megaproyecto urbanístico que hubiese ocultado esta especie de tesoro geológico de monstruos mitológicos que van asomando por el Suroeste ibérico.

Y no. No hay dinosaurios. Por lo menos los investigadores no han visto sus huellas hasta ahora. Y eso que hay mosquitos y ámbar.

Pero eso no resta exotismo al hallazgo. Porque el enorme jabalí salvaje en este período previo a la extinción de la megafauna convivió hasta el final del pleistoceno con leopardos, leones, lobos, hienas y neandertales. Todo un decorado muy onubense. Este era el reino del Gran Sus scrofa scrofa (jabalí para los amigos).

Estos ‘patanegra’ ancestrales lo habían colonizado todo. Desde Asia hasta el suroeste ibérico. De eso hace 4,2 millones de años y aún siguen aquí, reconvertidos y evolucionados en ibéricos, pata negra.

La huella del jabalí en cuestión tiene su patente: ‘suidichinus galani’, en reconocimiento al rastreador José María Galán, guía del Parque Nacional.

Para hallar más datos y evidencias ‘monstruosas’ los científicos e investigadores tendrán que darse prisa. El mar y el viento hacen efímera y poco perdurable esta mina geológica a cielo abierto, una joya paleontológica.

Pisadas neandertales: un misterio

Otro de los tesoros del yacimiento del Asperillo lleva la firma del Grupo de Investigación RNM 276 Geociencias Aplicadas de la UHU al identificar las pisadas neandertales en este lugar donde pescaban ya los mariscadores ‘profesionales’ de hace 106.000 años.

Podrían ser las huellas más antiguas del Pleistoceno Superior. Este descubrimiento se ha realizado en el marco de un proyecto de investigación liderado por el catedrático de Paleontología Eduardo Mayoral en el yacimiento litoral efímero de Matalascañas, descubierto el pasado mes de junio de 2020.

Primero se detectaron huellas fósiles de animales, pero tras una investigación más exhaustiva el equipo descubrió huellas de origen humano. Tras este hallazgo, el equipo se puso en contacto con investigadores de la Universidad de Río Negro en Argentina y del Museo de Historia Natural del Hombre Prehistórico (MNHN) de París, y estos expertos corroboraron que esas huellas evidenciaban la presencia de humanos en el Pleistoceno Superior en la zona de Doñana, con afinidad neandertal.

De momento, hay identificadas unas 90 huellas neandertales pertenecientes a varios individuos. Las primeras dataciones realizadas lo sitúan anterior a los 106.000 años, por lo que podrían ser las huellas más antiguas dentro del Pleistoceno Superior en todo el mundo. Además, hasta ahora en toda la península no había ningún registro de huellas de neandertales, salvo una huella aislada en Gibraltar de cronología dudosa.

El sendero hallado parece extenderse hacia la playa de Mazagón. Por ello, la próxima etapa de estudio de este yacimiento incluirá un mapeo completo de la zona y la catalogación de todas las huellas, para así poder extraer toda la información posible sobre el grupo de neandertales que dejó estas pisadas, información que podrá ser comparada con lo que han estudiado en la zona los paleoantropólogos y prehistoriadores.

Los miembros del equipo de la Universidad de Huelva, completado por Juan A. Morales, Ana Santos y Antonio Rodríguez-Ramírez, junto a otros colaboradores externos a la universidad como Ignacio Díaz-Martínez, Jeremy Duveau, Ricardo Díaz-Delgado y L. Alfonso Morales,  proponen que no se trataría de un yacimiento de huellas formado en una mera zona de paso o de migración, sino que incluso se podría hablar de un asentamiento cercano, ya que las huellas se han encontrado en la orilla de lo que parece que fue una especie de laguna desarrollada entre dunas. De ahí hipotetizan que estos neandertales podrían estar pescando o cazando.

Otros monstruos 'onubenses'

El pasado mes de agosto dos paseantes playeros (también casuales) descubrieron nada menos que el fósil de un saurio de hace nada menos que 220 millones de años. 5 metros de largo, enormes mandíbulas y dientes afilados. Lo encontraron en el Ayamonte de hoy.

Ahora la Universidad de Huelva anda investigando las andanzas de este monstruo ayamontino, parecido, dicen, a un northosaurio.

Estos hallazgos agitan los mitos de Huelva.

Aunque, exceptuando el monstruo de la Puerta de España, ninguna huella o resto muestra evidencias de que por aquí hicieran acto de presencia los grandes saurios. Eso que habitaban la tierra hace 135 millones de años, desde el inicio del Jurásico hace 202 millones de años, hasta el Cretácico, hace 66 millones de años.

Uno de los expertos en esta materia, Eduardo Mayoral, catedrático de la Universidad de Huelva, no ha encontrado evidencias de la presencia de estos dinosaurios en sus investigaciones y trabajos de campo. Así que, de momento, nos consolaremos con el ‘tatarabuelo’ del patanegra, el monstruo de Ayamonte o la huella más antigua de los neandertales.

Desde 2004 no se generaba tal agitación en el mundo científico local. Entonces, la noticia sobre la 'aparición' de la Atlántida,  dio la vuelta al mundo en la BBC y a través de National Geographic.

Un equipo de científicos de la Universidad de Wuppertal (Alemania) afirmó que los restos arqueológicos de la ciudad perdida de la Atlántida se encontraban bajo la Marisma de Hinojos, en pleno corazón de Doñana.

La teoría se basaba en una fotos realizadas por satélite que mostraban una superficie que coincidía con las descripciones que hiciera en su día el padre de la filosofía griega, Platón. El doctor Rainer Kühne, del equipo de investigación alemán, defendió entonces que la palabra platoniana isla se refería a la región de la costa del sur de España, destruida por una inundación entre el 800 y 500 antes de Cristo.

Hoy, todos los hallazgos 'monstruosos' parecen casuales.