Manuel Delgado: "Me duelen las consecuencias económicas que ha traído el maldito virus"
Nuestro protagonista de hoy ha ganado 7 premios periodísticos a lo largo de su trayectoria profesional. Actualmente compagina su trabajo en la radio con colaboraciones de artículos de opinión y reportajes en periódicos onubenses.

Es motivo de satisfacción que se acerque hoy por esta ventana pública Manuel Delgado Fraile, un periodista de prestigio que nació en la localidad sevillana Albaida del Aljarafe, en 1962.
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
Forma parte de la plantilla de Canal Sur desde el año 1999. En estos momentos, presta su labor como redactor en los Servicios Informativos de Canal Sur Radio en la Delegación de Huelva. Está especializado en temas de ámbitos social y de salud.
Ha ganado 7 premios periodísticos a lo largo de su trayectoria profesional. Compagina su trabajo en la radio con colaboraciones de artículos de opinión y reportajes en periódicos onubenses.

A Manuel el fácil verlo pasear por el centro de Huelva con paso lento, observando cuánto ocurre a su alrededor, y, seguro que pensando a cada momento en su profesión, en qué va a escribir cuando llegue a su casa. Nos solemos parar a saludarnos y charlar un ratito cada vez que coincidimos, lo cual es un auténtico lujazo, pues Delgado es persona inteligente, interesante, observador, inquieto, con iniciativas... y desde luego una fuente donde beber periodísticamente.
Una de esas veces que coincidimos, le propongo entrevistarlo y, con la amabilidad que le caracteriza acepta. El resultado es el siguiente:
¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?
Vivimos una situación complicada que pocos podían presagiar y espero que pronto llegue la tan ansiada normalidad. El virus nos deja, además del recadito de nuestra tremenda fragilidad como seres humanos, el reconocimiento para siempre de la labor que han hecho los profesionales sanitarios, hombres y mujeres que han trabajado sin desmayo en hospitales y centros de salud en jornadas casi interminables. Estamos en deuda con estos profesionales que además de su trabajo tenían que atender sus obligaciones familiares.
¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia?
Me duelen las consecuencias económicas que ha traído el maldito virus y sus repercusiones en el ámbito laboral. ¿Qué si seremos mejores personas después de esta tragedia? No, soy pesimista José Luis. No aprendemos de las grandes tragedias, porque para aprender hace falta: primero, ganas de aprender; después, profundidad interior; y por último, extraer conclusiones serias.
La envidia seguirá siendo nuestra enfermedad nacional para la que, curiosamente, nuestras imaginativas empresas farmacéuticas no han creado todavía ningún fármaco. La confrontación, la bronca, la pelea, seguirá siendo nuestro deporte favorito, muy por encima del fútbol, con la excusa mezquina, incrementada en los últimos años, de colocar etiquetas a todo hijo de vecino –es un rojo, un facha, un maricón, un borracho… porque quien coloca una etiqueta sabe con malicia que traza una frontera, un cortafuegos, y no tiene que dar más explicaciones para descalificar a los demás. Y después está, claro, nuestra falta de empatía, una palabra que hemos colocado dónde habite el olvido, título de un libro del poeta sevillano Luís Cernuda.

¿Te esperabas una guerra en Europa en pleno s. XXI?
De Putin, un personaje turbio, un exagente de la KGB, uno puede esperar cualquier cosa menos que sea de comunión diaria. La Unión Europea una vez más no ha hecho sus deberes durante años y ha permitido mil fechorías de Putin mirando para otro lado durante sus dos décadas en el poder: bombardeó Grozni, eliminó a muchos de sus adversarios, metió sus narices en las elecciones presidenciales de EEUU de 2016, sus aires de grandeza desencadenaron la guerra de Crimea….
Nunca se le ha hecho frente y al final va a ser verdad que para la diplomacia un problema aplazado es un problema resuelto. Confío en que no se cumpla el consejo de Franco a uno de sus ministros, el de Comercio Manuel Arburúa, cuando le dijo: “Desengáñese, Arburúa, vienen a por nosotros”.
¿Has pasado miedo en algún momento?
Mucho, quiero ser sincero, antes de la pandemia perdí, en un mismo año, a 3 familiares muy directos: mi padre, mi madre y un hermano con 53 años. Muchas noches me acostaba pensando si el próximo no sería yo, si no me vería en un hospital, en una UCI, donde te juegas la vida a cara o cruz. Una mañana me levanté con dolores de cabeza y malestar general, y no me parecía prudente presentarme en la radio donde podía contagiar a los compañeros. Llamé por teléfono a mi director, Norberto Javier, y le pedí permiso para marcharme al pueblo y hacerme la prueba PCR. Afortunadamente el test resultó negativo.

¿Cómo nace tu vocación por el periodismo, Manuel?
Con 14 años, cuando estudiaba Octavo de EGB, me dieron un premio de redacción a nivel provincial. Yo quería vivir de una vocación, y me dije, el periodismo puede ser la mía, el mejor oficio del mundo, según el escritor García Márquez. Con 17 años, comencé a colaborar en el diario Sur-Oeste escribiendo noticias sobre la comarca del Aljarafe. Siempre con la ilusión de estudiar periodismo, porque tenía la convicción interna de que esa podía ser la llave maestra que me abrieron la puerta para trabajar en la profesión. Lo tuve realmente muy difícil, compaginar los viajes a Madrid con el trabajo en el campo y un taller de ladrillos que tenía mi padre, siempre esperando una oportunidad para ejercer el periodismo.
Y esa oportunidad llegó…
En 1998 me entero de que Canal Sur había abierto una bolsa de trabajo, una convocatoria de méritos para trabajar en la empresa. Aporté el título de la licenciatura y los títulos de 3 cursos más de especialización como presentador de radio y televisión.
Me llamaron un año más tarde y mi primer destino fue Huelva. Hasta el año 2003 estuve con contratos temporales en las delegaciones que Canal Sur tiene abiertas en Andalucía. A partir de ese año, 2003, me ofrecieron la posibilidad de quedarme en Huelva de manera estable.

Y aquí sigues, después de 20 años. El balance, ¿Tu resumen?
Gardel dice en su tango que es un soplo la vida, que 20 años no es nada… En Huelva he vivido momentos felices y amargos. Si los pongo en una balanza, pesan más los buenos momentos que los malos. En Huelva he cubierto muchas de mis expectativas personales y profesionales, incluso las he superado con creces. He disfrutado de tiempo libre, he escrito en 3 periódicos onubenses en diferentes etapas, ejerciendo uno de los géneros periodísticos que más me gusta, el articulismo de opinión… Un recuento biográfico que quedaría incompleto si no digo que Huelva y el destino me ha deparado conocer a alguno de mis mejores amigos, dentro y fuera de la profesión. Uno de ellos es Ginés Rodríguez, el taxista que cada noche me lleva de la radio a casa. Ginés es una persona honesta, íntegra, que conoce
mejor que nadie la dureza del mundo del taxi.
Otro de mis mejores amigos es el periodista Luís Eduardo Siles, un vocacional del oficio que ha trabajado mucho y bien: ha sido Jefe de Informativos de la Cadena Ser en Huelva, corresponsal del diario El País, director del periódico Odiel Información…
En mi memoria guardo una anécdota que me ocurrió con Luis algunos años después de que yo llegara a Huelva y que ratifica su grandeza como ser humano.
Una noche compartíamos cervezas y conversación en el bar 1.900, en el centro de Huelva, él, la periodista del diario El País Lidia Jiménez, y yo. Le
gasté una pequeña broma que noté por su cara y su respuesta que no le hizo mucha gracia. Tengo para mí que para restar cierta tensión al momento y para que siguiéramos la noche en un ambiente distendido, me dice: “Manolo, quédate un momento con Lidia, vivo cerca, en la calle Alonso Pinzón, voy a casa y vuelvo enseguida”. La compañera Lidia, que se percató de mi inoportuna broma, no podía contener la risa y me comenta irónica entre carcajadas: “A lo mejor ha ido por una pistola… yo que tú salía corriendo”.
A los diez minutos vuelve Luís, y cuál sería mi sorpresa cuando lo veo entrar por la puerta del bar con un libro debajo del brazo, muy sonriente, y me dice: “Me quedan muy pocos ejemplares, pero te regalo uno, es una recopilación de los mejores artículos que he publicado en mi periódico”. A Luís, para apreciarlo hay que conocerlo de verdad. Debajo de su porte de actor y su seriedad hay una buena persona que se refleja en su escritura.
Cuando voy a Madrid a recoger algún premio, nuestra parada obligada es en el emblemático Café Gijón, donde “arreglamos el mundo” en un viaje en el tiempo -Luis tiene una prodigiosa memoria- que incluye temas como la actualidad de Huelva, el momento del periodismo, la vida…
Las nuevas tecnologías has cambiado mucho el periodismo ¿no?
Mucho. Ha cambiado la manera de hacer periodismo, pero la esencia continúa siendo la misma: la creación de ideas que sirvan para “enganchar” al público. Internet es un mercado abierto, libre, pero poner una idea en la red y confiar en un éxito seguro es casi tan optimista como tirar una botella al mar con un mensaje en Cádiz y esperar que llegue a Estados Unidos.

¿Quiénes han sido tus referentes en la vida personal y profesional?
En la vida personal, sin duda, mi familia: yo también puedo decir como el periodista Martín Descalzo que en mi casa “comíamos amor cada mañana,
rebanadas de alma”. En la radio y la televisión he seguido mucho -que es como decir que he admirado mucho- a Gabilondo, Pepa Bueno, José Ramón de la Morena, y los compañeros de Canal Sur TV Paco Gamero y Carlos María Ruiz. Los he seguido a todos con la curiosidad del alumno que quiere aprender de sus mejores maestros. ¿En el articulismo, en la literatura? Carlos Boyero, Manuel Vicent, Arturo Pérez-Reverte, y una escritora estadounidense, ya fallecida, que me ha sorprendido mucho, muchísimo, se llama Lucía Berlín, una escritora con un estilo muy personal y que tuvo una vida muy complicada.
Has conseguido varios premios periodísticos, háblanos de ellos y qué han supuesto para ti.
Una palmadita de cariño, un abrazo, ahora que, sobre todo debido a la maldita pandemia, casi hemos perdido esas buenas costumbres. En los premios, como en mi vida, José Luís, se han producido un cúmulo de casualidades, aunque muchas personas -como yo- dicen que las casualidades no existen. Einstein lo venía a decir clarito: “Si el mundo es un reloj, aquí tiene que haber un relojero”. El reconocido periodista, José María Zavala, que tiene por cierto una historia personal muy curiosa, le gusta decir en las conferencias donde le invitan que es el fruto, la consecuencia de las oraciones que su madre había rezado por él a Dios. Yo digo lo mismo.
Te decía, que la elaboración de esos reportajes premiados se han producido algunas casualidades que sería largo de explicar. Vienen a mi memoria, por ejemplo, tres. Del primer premio me entero porque curiosamente, sin buscarlo, me salta un enlace cuando estoy en un ciber en la sevillana calle Aponte. En otro, premiado en Madrid, tuve que hacer un reportaje sobre la Cistinósis Nefropática, una enfermedad rara, tan rara que la padecen tan solo unas 60 personas en España. La dificultad estaba en encontrar en Huelva y provincia una persona que sufriera dicha enfermedad. Lo logré también por una casualidad: una asociación de
Barcelona me puso en contacto con dos hermanas de Lepe que sufrían Cistinosis Nefropática y quisieron prestar sus testimonios para el reportaje. Al último reportaje, premiado con el Ciudad de Huelva de Periodismo, le guardo mucho cariño. Los protagonistas fueron tres discapacitados intelectuales, les grabé por teléfono, estuve a punto de tirar la toalla al menos hasta tres veces, pero me dije no, no, sigue, tienes un compromiso con estas personas. En cualquier caso, el mérito no es sólo mío, la realización técnica de esos reportajes ha sido muy cuidada por Pepe Clavellino y Juan Muñoz, técnicos de sonido de Canal Sur Radio Huelva.

¿Con qué personaje te gustaría tomarte un café, por qué, y qué le preguntarías?
Con el periodista José Luís Martín Descalzo, ya fallecido. El cura Martín Descalzo tuvo buena parte de culpa de que yo me dedicara al periodismo. Escribía en la última página de la revista Blanco y Negro, que se vendía los domingos con el ABC, un artículo que para mí era de obligada lectura. En internet, por cierto, hay colgado un texto maravilloso de Martín Descalzo -lo recomiendo- lleva por título “Carta a Dios”, un texto que comienza de la mejor manera posible, con pegada, con una única palabra, la mejor del diccionario: Gracias.
¿La pregunta que yo le haría? Admirado José Luis: Voy a ser muy directo porque se nos puede enfriar el café y a mí me gusta muy calentito, ¿sabes? Tú pasaste por este mundo y ahora gozas, imagino, de una situación privilegiada junto a Dios. Eres, pues, el más indicado para responderme a una pregunta. A ver… Dime: ¿Ahí también hay que sufrir arañazos personales y pagar el recibito de la luz?
¿Qué le falta a Huelva para despegar?
Más creatividad por parte de los políticos, que son los que dirigen la ciudad y la provincia. Que cómo nacen los buenos proyectos, las buenas ideas…, en la política, como en muchos otros ámbitos de la vida -la cultura, el periodismo, los deportes, los toros…?- Aquí va mi receta: con unos medios económicos justitos, siete, diez o catorce tíos reunidos las horas que hagan falta con una libreta y un lápiz, y hablar, hablar, hablar, discutir pros y contras, cribar, rechazar lo que no convenga, anotar lo que convence: cuando esta dinámica se ha repetido más de una vez seguro que de ahí sale algo bueno. Huelva tiene un potencial enorme del que carecen otras provincias, y conozco más de una: sierra, costa, naturaleza, lugares emblemáticos como el Muelle de las Carabelas y/o la Casa Museo Juan Ramón Jiménez, productos que exportamos: vino, jamón, gambas. Tenemos los mimbres necesarios y con horas de trabajo e imaginación podemos hacer un magnífico cesto.

¿Qué es para ti Huelva?
Una ciudad ideal para vivir y trabajar. Vine por una casualidad -otra- un día a mediado de los ochenta y me dije: espero que Dios me permita la oportunidad de volver. Volví, como he dicho, en 1999, y aquí estaré hasta que quiera el “relojero”.
¿Quieres añadir algo más?
Nada más, José Luís, agradecerte esta oportunidad que me has brindado para dar a conocer mis opiniones. Gracias. Estoy convencido de que somos el recuerdo que dejamos en los demás. Donde nunca habita el olvido -seguro- es en el corazón de las personas que nos han querido de verdad. El poeta chileno, Pablo Neruda, grande de cuerpo y de alma, escribió unos versos que me acompañan siempre: “Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida”.
Manolo, ha sido una auténtica gozada echar este ratito de charla contigo, me ha dado alegria saber que empezaste a escribir en el diario Sur/Oeste, donde yo estuve trabajando como corresponsal durante 6 años.
Y como anécdota, comentarte que nuestro admirado Luis Eduardo Siles, estando trabajando en Huelva Información, le propuse que participara en mi programa dominical "El mundo del motor" en Radio Huelva de la Cadena Ser, siendo el germen para que descubriera este medio y lo cambiara por la prensa escrita, aunque al final volvió al papel.
Siles ha sido siempre un auténtico crack y un periodista como la copa de un pino.
