Síndrome post vacacional como ciclo normal

Cansancio, apatía, rutina, atención dispersa... No son pocos los síntomas ni pocos los que los padecen en la dura vuelta a la 'realidad' después de un periodo de relax.
Es evidente que el síndrome post vacacional existe, con su diversidad de síntomas como un ciclo normal de paso de una etapa de relax acentuada, su eficacia y positividad con la luz y el buen tiempo permitiendo una gran cantidad de actividades al aire libre así como una relajación y flexibilidad de horarios que reducen la ansiedad y el estrés, amén de mayor descanso.
El cansancio, la apatía, la rutina, nula concentración o la atención dispersa son normales como un proceso de adaptación a la fase de horarios rígidos, actividad, menos descanso, sumado todo ello a la llegada de una climatología con menos luz, frío y más oscuridad, pero paulatinamente se irá reduciendo al tomar las riendas de nuevo a las tareas habituales, al grupo de amigos, compañeros de trabajo.
No se acaban las sensaciones que nos causó el verano, pueden realizarse escapadas de fin de semana, de un día y revivir sensaciones bellas, gratificantes, dedicar un tiempo al trabajo pero también a los momentos de ocio,de hobbyes para liberar la mente de ideas repetitivas y negativas, simplemente dando un paseo diciendo un buenas tardes, sonriendo al de al lado, hablando, comunicándose.
El deporte es esencial y muy benefioso liberando endorfinas, substancias que, se dice, crean felicidad y eliminan obsesiones al estar la mente concentrada en otra idea que no es otra que esa actividad deportiva. Es conveniente, especialmente si en la estructura familiar hay niños, regresar unos días antes del comienzo del colegio para a través de horarios de habituación gradual, acostándose y levantándose un poco antes todos los días, no les cueste tanto madrugar.
Especial mención a los niños que empiezan el colegio por primera vez, al ser un cambio brusco de ambiente y requiere su tiempo hasta que descubra a nuevos amigos y nuevas actividades que le permitan integrarse y adaptarse a la nueva situación.
Un síndrome del que muchos son conscientes a la vuelta es el haber gastado demasiado en vacaciones y ahora no poder hacer frente a los gastos de la vida normal. Esa sensación de consciencia de la realidad es lo que causa verdadera depresión ante lo irrecuperable originando somatizaciones, cefaleas, mareos, dolores gástricos. No se debe abusar del alcohol y del café como coadyuvantes de la excitación y nerviosismo generando más estrés. Guardar las imágenes de etapas estivales vividas cobrarán vida de nuevo al recordarlas y fomentarán la ilusión de organizar un nuevo viaje y regresar a esos lugares de ensueño y de paz, de felicidad, o escuchar esa música que tanto nos gusta y nos estimula...
Y porque cada experiencia nueva que nos queda por vivir en cualquier lugar, en verano o invierno, con una persona u otra, ésa es la auténtica sal de la vida.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo