Medio Ambiente

El Sancho: el embalse muerto de 48 Hm3 que falsea el 'buen' estado de la cuenca del Piedras

Embalse de El Sancho, convertido en un depósito de aguas contaminadas por metales pesados.
En pleno periodo de sequía la cuenca del Tinto-Odiel-Piedras destaca entre las que presenta mejores porcentajes de agua embalsada de toda España: al 65,94% de capacidad. Pero la cifra esconde nada menos que 48 Hm3 de aguas ácidas. El pantano de El Sancho está muerto y sus aguas son letales para los seres vivos.

Los datos que se ofrecen desde la Junta de Andalucía y el Gobierno sobre la cuenca hidrográfica que presenta mejores condiciones de Huelva y una de las mejores de España: Tinto, Odiel y Piedras, no son reales. Se sabe. Porque la suma de los hectómetros cúbicos disponibles (229) tienen en cuenta la lámina de agua de un pantano ‘fantasma’, contaminado y muerto, sin vida. Sus aguas son venenosas, letales para la vida por la altísima concentración de metales pesados. Por eso no se usa ni para abastecimiento humano ni para regadíos.

Se trata del pantano del Sancho. Tiene nada menos que una capacidad de 58 Hm3 y a 6 de septiembre de 2022 presentaba unos datos envidiables para la situación actual: 48 Hm3, al 82% de su capacidad total. Un dato que infla el global de la Cuenca. Los mismos datos que hace diez años.

Situación de las cuencas en España. Destaca la del Tinto-Odiel-Piedras entre las mejores.

Los embalses de la onubense cuenca del Tinto, Odiel y Piedras están al 65,94% de su capacidad, la tercera en una supuesta mejor situación de toda España. Solo por detrás de País Vasco Interna, al 76,19% y Cantábrico Oriental, 69,86.

Situación general del agua embalsada.

En ese sistema destaca la situación del vecino embalse del Piedras, con una capacidad de 60 Hm3 aunque 44 embalsados actualmente.

Embalse del Piedras hace un lustro.

En total 229 Hm3 de capacidad. Además hay que sumar las aguas de Corumbel, Jarrama, Los Machos, Odiel, Sancho y Olivargas.

Hace ocho años, la Junta de Andalucía y científicos de cinco instituciones, entre ellas la Universidad de Cádiz, anunciaron el estudio de los procesos microbianos y los ciclos biogeoquímicos de esta zona muerta.

El embalse El Sancho  fue construido en 1962 y comenzó a acidificarse como consecuencia de recibir el aporte de aguas contaminadas con drenaje de ácido de minas procedentes del río Meca, que tienen un pH muy bajo y una elevada carga de metales.

Este proceso se inició en 1999 cuando la mina de Tharsis cerró y sus aguas dejaron de depurarse, según el informe previo.

En estos años, su calidad ambiental se ha deteriorado de forma progresiva, restringiendo considerablemente el posible uso de este recurso hídrico. Su última función fue nutrir a una papelera (Celulosa) como agua de refrigeración  y aun así con serios problemas de corrosión de las instalaciones de la papelera.

El proceso al que ha sido sometido históricamente ha tenido como consecuencia directa el hecho de que su comunidad biológica original se ha transformado totalmente: ya no existen peces ni prácticamente ningún tipo de macroorganismo, de modo que solo pueden subsistir especies microbianas capaces de resistir condiciones extremas de bajo pH y elevadas concentraciones de metales en disolución.

A pesar del deterioro ecológico que ha supuesto para esta zona la contaminación, el embalse se ha convertido en una importante referencia científica cuyos resultados son desconocidos para el gran público.

Los investigadores creen que “sistemas como el de este embalse representan un laboratorio natural excepcional para el estudio de procesos biogeoquímicos atípicos que tienen mucha importancia teórica, y también práctica, dado que permiten investigar cómo responden los medios naturales a la contaminación por ácido de minas”. “Este conocimiento es fundamental para establecer una estrategia de evaluación y prevención de este tipo de contaminación, así como para el desarrollo de estrategias de restauración ecológica basadas en la estimulación de los mecanismos naturales de atenuación tendentes a elevar el pH y a inmovilizar los metales en el sedimento”, añadía el justificante del trabajo.

El equipo de trabajo encargado de este proyecto fue anunciado como multidisciplinar y en él se encontraban, además de integrantes del grupo de la UCA, miembros de los grupos de Radioactividad y Medio Ambiente (RNM160) y Contaminación en sistemas acuáticos (RNM375) también de la Universidad de Cádiz; de los grupos Tharsis (RNM1998), Geomorfología Ambiental y Recursos Hídricos (RNM298) y Física de Radiaciones y Medio Ambiente (RNM-348) de la Universidad de Huelva; de Física nuclear aplicada (RNM138) de la Universidad de Sevilla; del grupo Diversidad microbiana y microbiología de ambientes extremos del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla; e investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC (IDAEA-CSIC) de Barcelona.

Embalse de El Sancho, junto a la Alcolea, Gibraleón y San Bartolomé.

PRESA EL SANCHO – GIBRALEÓN

La Presa El Sancho está situada en el cauce del río Meca, en el municipio de Gibraleón. El Meca es un afluente del Odiel por su margen derecha.

La superficie de su cuenca es de 314,15 km2, su capacidad a nivel máximo normal es de 58,80 Hm3 y la superficie del embalse es de 427 hectáreas.

El tipo de presa es de gravedad y planta recta. La altura desde cimientos es de 50 m, su longitud de coronación de 224 m, su cota de coronación es de 56 m, la cota de cimentación es de 6 m y la cota del cauce en la presa de 10 m.

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