Indignación con los bancos por las trabas a los usuarios y los recortes en las oficinas
Las gestiones en los bancos se han convertido en una verdadera odisea en tiempos de pandemia.
La imagen de las colas de gente esperando en la puerta para entrar en las oficinas bancarias forma parte ya de la fisonomía de las calles. Esta es la nueva realidad a la que se enfrentan los onubenses desde que se decretara el primer estado de alarma en marzo.
Los ciudadanos tienen que tirar de mucha paciencia y "comprensión" para afrontar las tediosas jornadas de papeleo en los bancos. Esperar el turno en la calle para ser atendido, mantener la distancia de seguridad y, por supuesto, ir con mascarilla, son las reglas marcadas por el protocolo. Un protocolo que también ha obligado a reducir el número de personal trabajando (parte de las plantillas están teletrabajando desde sus casas) así como el aforo en el interior.
Por razones de seguridad en las sucursales de más tamaño sólo pueden entrar como máximo unas cinco personas al mismo tiempo. Por no hablar de la merma del servicio en algunos puntos de la provincia. Pequeñas oficinas de algunos bancos solo abren dos o tres días a la semana y, además, con un horario más limitado.
Una situación que se complica, especialmente, a principios de mes. Se unen cuestiones como el pasado puente de 'Todos los Santos' (con los bancos cerrados el lunes, día festivo), los cobros, el abono de recibos que no están domiciliados o el pago de impuestos como el de circulación del pasado año.
Sea como sea, la situación ha provocado el descontento de muchos onubenses que, lejos de hacer sus trámites en un rato, ahora llegan a dedicar incluso mañanas enteras a solucionarlos.
Debido a la gran demanda y al colapso, los vecinos se quejan de las frecuentes averías en los cajeros. "En algunas entidades no te atienden, te hacen ir a cajeros directamente para que en la ventanilla haya menos gente", explica un vecino de la capital.
Ahora hay que solicitar cita previa y muchos trámites, directamente, se hacen a través de Internet. Una dificultad añadida para muchos mayores a la hora de enfrentarse, por primera vez, a las nuevas tecnologías. "Los mayores no tienen por qué saber cómo hacer sus gestiones de manera telemática. No son informáticos, solo necesitan cobrar sus pensiones o pagar recibos", cuentan a este diario los usuarios.
Lejos de solucionarse este problema, el agravamiento del Covid-19 en nuestra comunidad augura nuevas restricciones, que también repercutirán en el sector de la banca.