martes. 30.04.2024
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Día Mundial del Medio Ambiente

El biólogo Vicente Jurado Doña repasa algunas de las principales problemáticas medioambiantales tanto a nivel global como local
Día Mundial del Medio Ambiente

Se celebra el día 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, una llamada de atención sobre la problemática ambiental desencadenada por las actividades humanas. Una primera manifestación del tremendo impacto que nuestra especie está provocando en la Tierra es la existencia de hasta seis manchas flotantes de plásticos en el océano Pacífico, alguna como la localizada frente a las costas de Chile, 4 veces mayor que el tamaño de España. Nuestros mares y oceános están saturándose de los plásticos que utilizamos en nuestras actividades industriales y domésticas, alterando las redes tróficas y provocando problemas en las playas adonde llegan continuamente los plásticos que arrojamos. La UE acaba de proponer una reducción de las bolsas de plástico de un solo uso que se cobrarán obligatoriamente a partir del día 1 de julio.

Una segunda manifestación a nivel global y sin duda de mayor alcance aún, es el progresivo aumento de las temperaturas debido al cambio climático que está provocando –entre otros efectos- una reducción acelerada de la extensión de hielo marino en al Ártico y un aumento de los episodios de sequía, lluvias torrenciales y huracanes en diferentes zonas del planeta (qué decir de las granizadas y de los intensos aguaceros caídos hace unas semanas en muchos pueblos y ciudades de Andalucía). Si a ello le sumamos la extinción acelerada de especies vegetales y animales en todo el planeta, que intentan adaptarse poniendo en marcha diferentes estrategias, el panorama para los próximos años es desolador. Un planeta entero transformado por el cambio climático, y eso a pesar de la Convención de París 2015 que parecía marcar un punto de inflexión en la emisión de gases de efecto invernadero y establecer un compromiso de la comunidad internacional del que ya se ha descolgado Estados Unidos, que es junto con China, el principal emisor mundial de esos gases.

Desde luego y sin querer parecer muy pesimista, aquí en Andalucía la cosa tampoco anda muy bien. El anuncio de la reapertura de la mina de Aznalcóllar carente de la obligada evaluación de impacto ambiental, con el consiguiene riesgo que aún entraña, no parece una buena opción y más cuando el gobierno regional se vanagloria – y en parte con razón- de los éxitos alcanzados con el Corredor Verde del Guadiamar y la recuperación de 4.800 ha afectadas por el vertido tóxico de hace 20 años, probablemente la mayor catástrofe ecológica ocurrida en Andalucía, que recorrió 62 km y se quedó a las puertas de Doñana. El vertedero de Nerva sigue activo (¿cuántos años más?) a pesar de la grandísima oposición durante años por parte de movimientos vecinales, ecologistas y de algunos partidos políticos, con dudas verosímiles sobre la seguridad de los residuos tóxicos almacenados allí y con ausencia total de la creación de empleo en la comarca que fue el principal argumento que se esgrimió en su día.

El asunto de la ecoaldea de El Calabacino en Alájar parece heber tomado derroteros de sensatez y supone un éxito importante del esfuerzo y de la solidaridad mostrada por sus habitantes, que se han visto apoyados por multidud de organizaciones y entidades (como la Fundación Savia, la Universidad de Huelva) y numerosas personas a través de las redes sociales. Hay que conseguir que la Administración local y regional adopte definitivamente la figura normativa que impida el derribo de las viviendas y acepte las nuevas formas sostenibles y amables de ocupación de los espacios naturales.

Por todo ello, me parece importante y urgente, y con un talante constructivo, que desde el Gobierno Andaluz, se apueste decididamente por las energías renovables, paralizadas por el anterior Gobierno nacional, y de las que podríamos ser referente en tecnología punta en toda España e incluso en Europa. La bonificación de un porcentaje en el IBI para las viviendas que tengan instaladas placas solares es ya una iniciativa que están llevando a cabo algunos ayuntamientos andaluces.

Activar un Plan de medidas de movilidad sostenible, de uso de la bicicleta, del metro y de los ferrocarriles, de aumento progresivo de la peatonalización e incremento de las zonas verdes en pueblos y ciudades de forma que hagamos más saludable y amigable nuestros espacios diarios de trabajo y ocio. Piensése que gran parte de nuestros desplazamientos los hacemos en vehículos a motor diésel y/o gasolina y que en breve, en algunos países europeos el diésel va a desaparecer. El Plan de Movilidad sostenible ha de incluir bolsas de empleo que permitan ya la creación de puestos de trabajo relacionados con las energías renovables, la educación y formación ambiental, la agricultura ecológica y en terrazas y balcones y el urbanismo bioclimático. La Administración andaluza debe empezar dando ejemplo en edificios públicos, hospitales, guarderías y centros educativos.

Necesitamos también un Plan de Medidas Urgentes que atienda los problemas de nuestros bosques, dehesas y matorrales, afectados por la enfermedad conocida como la “seca” que está matando encinas, alcornoques y otras especies y que tenemos que atajar cuanto antes, basándonos en la investigación forestal necesaria – y para ello hace falta inversión en el sector- y que va camino de provocar un colapso en nuestros ecosistemas forestales. Al parecer la mortandad es muy preocupante en el Andévalo, donde la “seca” es muy patente.

Y una mención aparte a nuestras dehesas y a la ganadería trashumante que están en grave riesgo de desaparecer, de continuar por mucho más tiempo las circunstancias actuales de falta de decisión y estrategia política. La dehesa es un ecosistema milenario, sostenible e irreemplazable, que necesita de la presencia permanente del ganado y de la actuación diaria y continua del hombre. Así es como ha pervivido durante siglos y como ha llegado a ser un modelo único, genuino y paradigma europeo de aprovechamiento racional de recursos naturales. La dehesa conforma nuestro paisaje mediterráneo desde hace milenios, ayuda a la mejora de la biodiversidad, participa activamente en la lucha contra el fuego y la desertificación, fija la población en el medio rural, y es garantía de un mundo rural vivo y bien adaptado. Solicito, en nombre de mi organización, que el Gobierno andaluz haga un esfuerzo presupuestario y adopte una mejor política social y verde para los próximos años.

Vicente Jurado Doña. Biólogo. Coordinador Los Verdes-Corriente Verde Andaluza.