El libro 'El Odio' reabre las heridas del horrible crimen de José Bretón

El brutal asesinato de los niños Ruth y José a manos de su propio padre, José Bretón, produjo en Huelva un impacto emocional. El caso, que se desarrolló entre Huelva y Córdoba, horrorizó a la ciudadanía por su especial crueldad y se mantuvo en la memoria colectiva hasta que Bretón fue condenado.
El 22 de julio de 2013, la Audiencia de Córdoba impuso a José Bretón la pena máxima por el asesinato de sus hijos el 8 de octubre de 2011. 40 años de prisión por dos delitos de asesinato con agravante de parentesco. No puede acceder al tercer grado penitenciario y disfrutar de permisos hasta que cumpla al menos la mitad de la pena impuesta.
Pero ahora, la publicación del libro 'El Odio', basado en su horrendo crimen, ha reabierto heridas.
La primera en la madre de los pequeños, Ruth Ortiz, que sufrió lo peor que puede pasar, la muerte de sus propios hijos a manos de su ex marido. Y también impacta en una sociedad que observa atónita cómo se le da voz a un asesino en un libro.
Un choque entre derecho al honor (de las víctimas, de los pequeños, de su madre) y libertad de expresión tan socorrida en la literatura desde que Truman Capote publicara A sangre fría.
Son muchas las voces que piden paralizar la publicación del libro de Luisgé Martín en la experimentada editorial Anagrama. Otros lo defienden. La Justicia marcará el paso y decidirá si el libro ve la luz o no.
Una de las voces críticas se lanza desde las páginas de diariodehuelva.es Y lo hace la psicóloga y escritora Pilar Enjamio, articulista comprometida con este tipo de causas.
Los derechos de Bretón terminan donde comienzan los de Ruth .Todo se ha dicho en el juicio y las mentiras de esta bestia inhumana que quemó a sus propios hijos para dañar a su madre no son de ninguna trascendencia sino vomitivas .
En un artículo de opinión que por su indudable interés reproducimos también en las páginas de información general, Enjamio pide abiertamente que "primen los derechos de Ruth Ortiz frente a los de un asesino".
"No entiendo ni siquiera como se plantea y amparándose en la libertad de expresión los derechos de un asesino psicópata. Lo siento por la editorial Anagrama y el autor del libro que osan enriquecerse a costa del dolor de otros y con el rasgo psicopático de nula empatía. Regocijarse del dolor ajeno es puro morbo y nula ética.
Dos menores de dos y seis años y su madre, Ruth Ortiz, no han tenido derechos ni libertad de expresión. Es inhumano que se conceda la libertad de expresión a un asesino que sólo quiere dañar de nuevo y con saña y rencor a su ex pareja. No ha lugar, volver a reabrir y hacer sangrar una herida que estaba cicatrizando y un duelo que no debe volver a su inicio.
Pasado el juicio es carente de valor informativo este libro con un nombre muy sugerente ODIO.
Me pregunto la catadura moral de una sociedad y unos medios que defienden lo indefendible. El intrusismo profesional de algún colaborador de Vamos a ver... . Afirma que es importante que un periodista descubra patrones de conducta de asesino. Perdona , eso nos corresponde a los psicólogos y psiquiatras. También tiene la osadía de decir que no se mide el dolor de Ruth Ortiz .
Los actos y afirmaciones nos definen y la personalidad se atisba El más cuerdo y coherente Joaquín Prat con una Patricia Pardo repicando y en misa . Prima la protección del menor y los derechos fe las víctimas y no de los verdugos .
Ruth Ortiz debe resarcirse del horror que ha vivido y no revivirlo. Ha sucedido con Patricia, la madre de Gabriel, Pescaito ,que paralizó una serie porque sería dar vida a la psicopatía y al crimen.
Los derechos de Bretón terminan donde comienzan los de Ruth .Todo se ha dicho en el juicio y las mentiras de esta bestia inhumana que quemó a sus propios hijos para dañar a su madre no son de ninguna trascendencia sino vomitivas .
Lo siento por la editorial pero sobran temas que no dañen Muy tarde. Para hablar de motivos de un crimen y analizar conductas solo nos corresponde a los expertos profesionales.
Con toda claridad es un libro carente de valor informativo y además no respeta la protección de las víctimas. Por tanto y legalmente debería ser prohibido . Empatizamos con las víctimas no con los asesinos y exigimos el respeto de sus derechos.